Ya hace más de un mes que decidí retomar mi
blog y parece que tampoco me ha ido tan mal. En este mes lo ha visitado más
gente que en todo el año anterior así que estoy contenta. Aún así quiero seguir
mejorando poco a poco así que de vez en cuando voy pidiendo consejos.
El otro día se me ocurrió pedirle a mi
hermano su opinión. Error. Si queréis críticas constructivas nunca preguntéis a
vuestro hermano pequeño. Nunca. Le pregunté a ver si me había visitado alguna
vez el blog y me contestó “alguna vez…”.
Le pregunté a ver qué le parecía y me contestó “bah… Siempre hablas de lo mismo: amistad, amor…”. Y entonces me
pregunté a mi misma “¿Cuándo he hecho yo
una entrada sobre el amor?” y deje de preguntarle. En fin, aprendizaje del
día: Mi hermano me servirá para muchas cosas pero los consejos mejor se los
pido a otro.
Supongo que esto no me pasa solo a mí. Los hermanos te dicen las cosas directas, lo que piensan, que ya son muchos
años juntos como para andar con rodeos. La verdad es que la relación con los
hermanos es distinta a cualquier otra. Supongo que tampoco soy la única que de
pequeña muchas veces ha acabado dándose tortas con su hermano, que ha deseado
librarse de él y que ha disfrutado mientras le echaban la bronca. Porque entre
hermanos el quererse se da por descontado y, como eso ya está asegurado, no
hace falta disimular esos enfados y esas ganas que entran a veces de echarlo de
casa.
Sin embargo, muchas veces pienso lo aburrido
que habría sido todo si hubiese estado yo sola. Porque no había pelea sin que
antes hubiéramos estado un rato jugando juntos. Porque muchas de esas riñas
acababan con risas. Por todas esas veces en que nos aliábamos los dos y mis
padres no entendían nada de lo que pasaba. Por la de horas que nos hemos pasado
jugando a cualquier cosa. Por todas las veces que me he reído con él hasta no
poder más. Por todas esas ocasiones en que me daba miedo hacer cosas y él me
acompañaba. Porque si no hubiera estado él ¿Con quién hubiera hecho yo todo
esto?
Los hermanos son las personas con las que más
tiempo pasamos desde que somos pequeños. Jugamos con ellos, nos peleamos, nos
reímos, nos chillamos, nos aliamos, nos picamos… La relación con los hermanos
es la relación más sincera que existe. De ellos aprendemos grandes cosas y nos
mostramos tal y como somos, no hay grandes secretos ni mentiras. No nos
queremos por lo que hacemos o dejamos de hacer, por lo que decimos o dejamos de
decir. Nos queremos por lo que somos, desde el primer día.
¿No se quejaba mi hermano de “todas” mis
entradas sobre el amor? Pues aquí tiene, una más para su colección, espero que
le guste.
SIN PALABRAS.
ResponderEliminar