jueves, 31 de diciembre de 2015

GRACIAS 2015

Llevo todo el día deseando escribir algo, un balance del año, lo típico. Y llevo también todo el día creyendo que no iba a poder, que era imposible, que entre tanta cosa no me iba a dar tiempo. Pero finalmente lo he hecho, he parado, he respirado y he cogido el ordenador. Me lo merezco y, sobretodo, este año 2015 se lo merece.



Ha sido un año distinto, muy marcado por el hecho de que en junio terminé la carrera. A partir de ahí todo cambió. Los planes, la seguridad, el primer trabajo… todo es diferente cuando se te abren tantas puertas. Este año por primera vez me he dado cuenta.

Lo mejor de terminar la carrera fue el viaje de fin de grado, un crucero. Un crucerazo, de hecho. Recorrerse el Mediterráneo: Cerdeña, Italia de sur a norte, Mónaco y hacerlo con compañeros, amigos, de los últimos cuatro años es un planazo. Un viaje muy difícil de olvidar.

Viajar, de hecho, ha sido uno de mis continuos durante este año. Es lo que tiene que tu novio viva a 500 kilómetros de distancia. No sé bien cuántas horas de autobuses y trenes he tragado durante estos últimos 365 días, pero muchas, eso seguro. La parte buena, conoces nuevos lugares de España. Claramente, compensa.

Este año también me ha ayudado muchísimo a apreciar la palabra amistad. Va pasando el tiempo y voy dándome cuenta de cómo cambian las personas que tenemos al lado. No a mejor ni a peor, simplemente cambian y cambia la situación. Ya no importan tanto los grupos, pesan las personas. Ahora las que se quedan, se quedan de verdad.




He pasado momentos buenos, buenísimos. He visitado Italia dos veces, he pisado Madrid decenas de veces, he conocido Toledo. He pasado días con mi familia en el pueblo, me he reído a más no poder. He patinado sobre hielo, he leído muchísimo y he visto miles de películas. He hecho un crucero, he perdido un poquito mi miedo a los perros (porque si quiero seguir yendo a casa de mi amiga Leire no me queda otra). He retomado el blog y ha tenido más éxito que nunca. Me clasifiqué para la final de la liga con mi equipo, terminé un trabajo de fin de grado (que me tuvo meses pegada al ordenador) mucho mejor de lo que me esperaba, me gradué…

También habrá habido cosas malillas, pero si ahora pienso en lo pasado y no me acuerdo es porque, en su momento, no fueron tan importantes. Si el balance es positivo, si lo bueno gana a lo malo, si al recordar sólo me sale sonreír, entonces sólo me queda dar gracias y desear un 2016 al menos tan bueno como este 2015.  



Y para daros las gracias por cada día, por cada momento, por cada instante conmigo, os dejo un texto de Lara Goretti que es demasiado bueno:


“Gracias a ti, que me complicaste la vida. Y a ti, que me gritaste a tiempo. Gracias a ti, que acompañaste a mis sueños, y a ti que los hiciste inmensos. Gracias también a ti, que me curaste la rabia, y a ti que me dijiste te quiero. Gracias a ti, que me robaste la sonrisa, y mil gracias a ti que me regalaste las tuyas. Gracias a ti, que siempre has estado, y a ti que no quieres irte. Gracias a ti, por contarme tantos cuentos, y a ti por hacerme protagonista indiscutible de ellos. Gracias a ti, que te fuiste a tiempo, y a ti que compraste mi tiempo. Gracias a ti, por meterme en tus planes, y a ti por estar en los míos. Gracias a ti, por ese concierto, y mil gracias a ti por compartir tus secretos. Gracias a ti, por ese momento, y por supuesto a ti por estar siempre atento. Gracias a ti, por el mensaje mañanero, y claro a ti por quedarte hasta que me duermo. Gracias a ti, que comentaste esa foto a tiempo, y a ti que me escribiste un mail con un corazón inmenso. Gracias a ti, que luchaste con mis miedos, y a ti que no crees en ellos. Gracias a ti, que sientes por dentro, y mil gracias, mil, mil, mil gracias a ti… Que me sientes y te siento.”




OS DESEO UN MUY, MUY, MUY FELIZ AÑO 2016, 
DE VERDAD, A TODOS.


jueves, 24 de diciembre de 2015

Un poco de Navidad



¡Ya vuelvo, ya vuelvo! Yo no quería desaparecer tanto tiempo, de verdad, pero diciembre se ha ido complicando y no he podido sacar ni un minuto para escribir algo. A veces pasa que las cosas no vienen como una se las espera y toca improvisar un poco. Pero bueno, aquí estoy de nuevo para deciros que sigo viva y para contaros cosas, que se me van acumulando. Creo que el post de hoy va a ser un poco popurrí, pero tengo que soltar todo de golpe, ya me perdonaréis.

Empiezo diciendo que ¡ya tenemos aquí la Navidad! Este año viene un poco diferente. Mi abuelo está en el hospital y, aunque ya va para delante, va a tener que pasar las fiestas ahí, cosa que nos va a hacer pasarlas a los demás también. Ayer ya tuvimos que aceptarlo, que de momento no nos movemos, así que decidimos ambientar un poquillo la situación. A fin de cuentas es Navidad en todos lados y no podíamos dejar que al abuelo se le olvidara, así que encendimos la tele, pusimos la lotería y adornamos su habitación, aquí os dejo una foto.




Bueno la habitación del hospital la hemos adornado un poco, pero mi casa no tiene signo alguno de que la Navidad se acerca (y eso que nosotros siempre ponemos belén, árbol y espumillón por todos lados). Así que yo todavía ando mentalizándome de que ya llegan las fiestas y hoy, por fin, es Nochebuena.

Una de las cosas más típicas de la Navidad, de las que sí que he disfrutado durante estos días, han sido los reencuentros. Cada vez son más las personas que se van a vivir fuera y por eso las temporadas de estar en casa hay que aprovecharlas. Los abrazos con una persona a quien llevas tiempo sin ver son una de las cosas más bonitas que hay, sin duda.

Otra de las razones por las que he estado más desaparecida este mes han sido mis exámenes de enero. Parece que las Navidades son largas pero, entre una cosa y otra, se quedan en nada. Yo ya no sé cómo me va a dar tiempo de estudiar todo lo que tengo para entonces. Y así me encuentro con que tengo que comprar un regalo del amigo invisible y todavía no tengo nada de nada. Ni tengo nada, ni tengo ideas, ni tengo tiempo. Por eso y por si alguno os encontráis también en esta situación aquí os dejo una lista con 23 regalos para tu amiga invisible por menos de veinte euros.

La verdad es que hacerme regalos a mí es muy fácil. Hay muchas cosas que me gustan pero si quieres acertar seguro, regálame un libro. Voy haciéndome listas con los que más me gustan, esos que me quiero leer, sí o sí. De momento este encabeza la lista, ya había oído buenos comentarios sobre él pero tras leer esta crítica no dudé en añadirlo. Si queréis regalar libros pero no se os ocurren cuáles, aquí os dejo unas cuantas ideas para esta Navidad.





Cambiando totalmente de tema. Este mes he retomado los juegos de mesa. Hacía mucho que se me había olvidado lo bien que se pasa una noche, alrededor de una mesa, jugando con amigos. Desde hace ya tiempo las noches frías de invierno, esas que apetece pasarlas en casa, las dedicábamos a cenar y ver pelis, pero este mes he vuelto a los juegos de mesa y, verdaderamente, he de aceptar que ¡me encantan! (por si estas Navidades os surge la oportunidad, para que retoméis los juegos de mesa, ¡son geniales!)

Y para terminar el post de hoy, un consejo. Olvidaos de regalos, de comidas, de adornos… centraos en lo importante. La Navidad puede ser muy bonita o muy triste. Puede ser muy profunda o muy superficial. Recordad lo que de verdad merece la pena. Qué más da pasar los días en el hospital, si los pasamos juntos. Disfrutad de estos días, disfrutadlos de verdad.






¡FELIZ NAVIDAD!

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Desconectando...

Tener una semana de vacaciones en medio del curso me da la vida. Me da aire nuevo, me carga de energías, me hace empezar hoy otra vez con ganas.


En Navarra tenemos suerte. El día 3 de diciembre es el patrón, San Francisco Javier, así que desde entonces hasta el nueve tenemos una semana de vacaciones para disfrutarla como queramos. Yo decidí hacer una forzosa desconexión. Tengo que estudiar, que preparar muchas clases y que poner notas, pero soy consciente de que mi trabajo requiere dedicación y ganas, estar a tope. Para dar buenas clases, para enseñar, para que los niños aprendan… hay que trabajarse todo bien y yo, para seguir este mes haciéndolo de la mejor manera posible, necesitaba parar un poco.

Por eso he aprovechado esta semana al máximo, he disfrutado, he desconectado y he hecho millones de cosas…

Me he ido de viaje. Quinientos kilómetros de distancia, cinco horas de autobús, gente totalmente diferente y una de las ciudades más bonitas de España. No he hecho grandes cosas allí, pero he hecho las mejores que podía hacer. He estado con gente que hacía tiempo que no veía y he estado muy a gusto.

He visto películas. Los miserables, El corredor del laberinto y Ocho apellidos catalanes que está muy bien. Lógicamente las segundas partes nunca son mejores que las primeras y, si la comparamos con Ocho apellidos vascos, quizás no sea tan divertida. Pero te ríes, te ríes bastante. De hecho, estoy segura de que si no hubiera existido la anterior, esta tendría críticas mucho mejores.

He conocido El Escorial. El palacio, la basílica, el pueblo, la sierra de alrededor… Todo me encantó. Nos hizo un día tan bueno que me lo pasé desde la mañana hasta la noche con el abrigo en la mano (cosa impensable aquí en el norte desde hace un par de meses). Además, desde que empecé a estudiar Historia del Arte aprovecho muchísimo más todo lo que voy viendo. Ahora entiendo las cosas, las veo de otra manera y, sobretodo, las disfruto.


Se ve el buen día que nos hizo, ¿verdad?

He jugado a los bolos y al billar. Me he ido de compras. He escuchado villancicos. He bebido un enorme batido de chocolate, con trozos de oreo y mucha nata. He conocido personas nuevas. He comprado postales de navidad. He tenido comidas con mucha gente. He hecho muchas fotos. He visto bastantes atardeceres.

Este lo vi desde el autobús, me pasé una hora viendo en el cielo colores así de bonitos. 

Me he reído mucho pero también he llorado. He llorado porque no todo ha sido bueno, porque también han llegado malas noticias. Porque, a veces, la vida te sorprende de la peor manera; porque nada es para siempre, ni siquiera las personas. Y, en ocasiones, los golpes más fuertes llegan a los que menos lo merecen.

He aprendido. Porque de lo bueno y de lo malo siempre se aprende. Porque la única manera de avanzar es aprender cosas cada día (y no lo digo sólo porque yo sea maestra…). He aprendido que a veces la mejor manera de seguir hacia delante es parar un momento. He aprendido que las cosas hay que hacerlas hoy mejor que mañana, porque mañana nunca se sabe. He aprendido que las personas a las que queremos se merecen buenas palabras siempre, se merecen que se lo recordemos día a día. He aprendido que la vida está para vivirla, para disfrutarla, para ser felices; pero que esto sólo llega con las cosas importantes, con las sencillas. Con las cosas que nos llenan, que nos dan esa felicidad que brota desde dentro y se expande por todo el cuerpo.  

Creo que este puente lo he aprovechado de la mejor manera posible y, sobretodo, he desconectado. Hoy empiezo de nuevo a tope, con las pilas totalmente recargadas y muchas ganas de hacer bien todas las cosas.



Pd. ¿Qué tal han vuestros días?, ¿habéis aprovechado para ir a algún sitio? ¡Estaré encantada de leeros!

jueves, 3 de diciembre de 2015

Repartiendo ilusiones

Me encanta diciembre, es mi mes favorito. Me gusta tanto la Navidad que en cuanto empieza el mes yo ya me pongo a cantar villancicos y a adornar la casa.



Soy consciente de que hay gente a la que no le gusta nada esta época del año justo por las mismas razones por las que a mí me gusta tanto. Quizás no les gustan las comidas familiares o simplemente no tienen familia con la que juntarse. Puede ser que no estén pasando por un buen momento y deje de resultar fácil escuchar todo el rato palabras como ilusión, sueños o esperanza… Son miles de cosas por las que la vida a veces se complica y los días de Navidad empiezan a ser un poco más duros.

El otro día oí hablar de una iniciativa llamada Reyes Magos de verdad. Se trata de hacer llegar regalos a niños que no van a tener ninguno estas navidades, porque tienen familias desestructuradas, viven en centros de acogida o su familia tiene muchos problemas económicos; y a ancianos, que viven en residencias, están solos y tampoco van a recibir nada.

Solamente tienes que inscribirte en la página web y te mandan a casa la carta de los Reyes Magos de un niño o un anciano, con su dirección. Una vez comprado uno de los regalos que ahí aparecen, se lo mandas a nombre de Melchor, Gaspar y Baltasar.

Me gustó tanto la idea que en cuanto pude encendí el ordenador y fui a inscribirme. Sin embargo, al ir a hacerlo me encontré con que este año ya se había cubierto el cupo de personas inscritas y ya estaban enviadas todas las cartas.

Me había hecho tantas ilusiones que me fastidió muchísimo perder mi oportunidad de enviar mi regalo a alguien y hacerle unas navidades un poquito mejores. Luego pensé que estaba siendo egoísta. No se trata de que yo cubra mi necesidad de hacer una obra buena durante estos días, sino de que haya personas que vivan un poco mejor durante estas fechas, de sacarles una sonrisa y regalarles un poco de felicidad.

No es importante que yo no pueda enviar mi regalo a través de esta iniciativa. Lo importante es que hay tanta gente dispuesta a hacerlo que todas las personas van a tener su pequeña sorpresa.

A veces el mundo me da muy buenas lecciones. Todavía hay algunos días que me sorprende para bien. 

viernes, 27 de noviembre de 2015

Sobre escribir...

“Es una necesidad esencial. Escribo porque no puedo vivir sin escribir. Y uno siempre escribe para aprender, para comprender, para saber, para intentar entenderte y entender el mundo.” Rosa Montero.




Por eso decidí empezar el blog, porque necesitaba escribir. Porque escribía mucho y lo guardaba en el ordenador, pero sentía que lo escrito cobraba sentido cuando era compartido. Nunca pensé en la posibilidad de tener cientos o más de mil visitas al mes, para mí compartirlo era hacerlo público, aunque nadie me leyera o lo hiciera sólo una persona.

Y hubo un momento en el que fue así, y yo era tan feliz. Pero, de repente, en los últimos meses, ha empezado a subir de manera vertiginosa el número de visitas. Yo voy a seguir escribiendo igual que siempre lo he hecho, independientemente de los lectores o visitas que tenga, porque siempre he pensado que si una sola persona leía lo que yo escribía, si a alguien le gustaba y le hacía pasar un buen rato, entonces compartirlo ya merecía la pena.

Sin embargo, he de aceptar que me hace una ilusión inmensa ver cómo cada día, publique o no publique, hay gente que me lee. Cómo cada mes van siendo más las personas que dedican momentos de su día para adentrarse en el mío. Me hace muchísima ilusión y me anima a seguir escribiendo.

Por eso, no puedo más que dar las GRACIAS a todas esas personas que han dedicado unos minutos a visitar mi blog, a leer algún post e incluso algunas a dejarme un comentario. De vez en cuando alguien me agradece que haya escrito algo porque le ha animado, ayudado o justo era lo que necesitaba en ese momento. En realidad soy yo la que más tengo que agradecer.

Gracias a todas esas personas que me conocen muy bien y, cada vez que publico algo, me dicen que el primer rato libre que tengan lo van a dedicar a leerme. A todas las que me han leído desde el primer momento, entrada tras entrada, día tras día. Y a todas aquellas personas que sin conocerme, ni saber mucho de mí, se pasan por aquí y dan sentido a eso tan importante que para mí es escribir.

Hace poco subí un post con mis 50 razones para vivir, si pudiera añadir una más, la 51 sería esta, mi blog.


¡Millones de gracias a todos!

lunes, 23 de noviembre de 2015

Esta semana



Esta semana voy a cogerla con ganas.

Esta semana voy a pensar cada ropa que me ponga, nada de lo primero que coja del armario. Voy a abrigarme bien, no pienso pasar frío. Voy a cuidarme el pelo, aceptaré que lo tengo muy rizado, no voy a pasarme las planchas y voy a evitar todo lo posible el secador. Voy a darme crema hidratante en las manos, para que el frío no me las seque, y voy a recuperar mis gafas de sol, que con este tiempo también sale.

Esta semana no quiero tener pereza. Quiero aceptar que las cosas que hay que hacer, tienen que ser hechas, con pereza o sin ella, por lo que será mejor hacerlo bien. Voy a irme un poco antes a dormir, nada de quedarme en el sofá, deseando estar en la cama, pero sin ganas de moverme de ahí. Voy a madrugar, sí, pero habiendo dormido más.

Esta semana voy a reírme, varias veces al día. Voy a trabajar, a estudiar y a leer en el sofá. Voy a hablar mucho con mis amigas, pero a olvidarme un poquito del móvil. Voy a hacer skypes y a ir escribiendo alguna postal de Navidad. 

Esta semana voy a vivirla día a día, momento a momento. Voy a centrarme en cada cosa que debo hacer y voy a hacerla bien, de la mejor manera posible, a cogerla con ganas y a trabajarla. Voy a sacar de cada acontecimiento lo mejor. Voy a tachar todo lo que tengo en mi agenda, voy a evitar que se me vayan acumulando las cosas. Voy a vivirla, voy a disfrutarla.


¡FELIZ LUNES!

jueves, 19 de noviembre de 2015

Un poco de frío



Por fin esta semana ha llegado (por lo menos un poco) el frío. Y digo por fin porque, al igual que en mayo me gusta que empiece a calentar el sol y en agosto que haga calor, en noviembre me gusta tener que ponerme algunas capas más de ropa.

En general, los días en los que brilla el sol y no hay ni una sola nube en el cielo siempre me ponen de buen humor y me dan muchísima energía; pero los días fríos, con nubes, húmedos… también tienen su punto.

Así que, como ya estamos a las puertas del invierno y parece que el frío llega para quedarse, he hecho un recopilatorio de las cosas que me gustan en esta época del año, esas que hacen del invierno una estación mucho más llevadera:

1. Las bebidas calientes. No hay quien disfrute un buen café o un chocolate caliente en pleno agosto, pero en noviembre, sentarte en el sofá con una manta y una taza bien caliente entre las manos es sin ninguna duda uno de los mejores planes que puede haber.



2. Los jerséis. Esa prenda que te impide pasar frío vayas donde vayas. Ya no hay excusa, cada vez hacen jerséis más bonitos y últimamente las tiendas están repletas de ellos. Además no hay manera de que un jersey así pueda quedar mal a nadie.

Aquí os dejo una recomendación de doce jerséis bien calentitos.



3. La niebla por las mañanas. Me encanta la niebla, muchísimo. Levantarme, asomarme por la ventana y verla, tiene un efecto tranquilizador para mí que muy pocas otras cosas consiguen.



4. Los calcetines de lana y las botas. Una de las cosas que peor llevo en invierno es lo fríos que se me quedan los pies. Por eso, un par de calcetines gordos es siempre la solución, sobre todo si son como estos.



5. Los abrazos. No vamos a negar que no hay mejor cosa cuando hace frío que un abrazo. La verdad es que en verano no apetece tanto arrimarse unos a otros, pero en invierno hay que aceptar que un abrazo siempre es bien recibido.




Estas son las cinco cosas que hacen mis inviernos un poco más llevaderos ¿y las vuestras?, ¿qué es eso que os ayuda a llevar un poco mejor el frío?


Pd. Todas las imágenes de hoy son de Pinterest


Pd2. Este post va especialmente dedicado a Uxue y Raquel, dos personas muy especiales que se preparan para vivir el invierno por tierras inglesas ¡Ánimo chicas!

lunes, 16 de noviembre de 2015

Mis 50 razones para vivir


Después de lo que ha ocurrido este fin de semana en París y lo que lleva ocurriendo desde hace mucho tiempo, día tras día, en países como Siria o Irak, a una se le quitan las ganas de escribir sobre cualquier cosa. Mirar nuestro planeta y observar todo esto es desesperanzador. No sólo por lo que podamos vivir aquí en el futuro, sino por lo que están sufriendo millones de personas en el presente. 

No podemos olvidarnos de todos ellos, de los miles de asesinatos que hay cada día en todo el mundo, de que cada vida vale oro. Sin embargo, tampoco creo que debamos vivir con miedo, asustados de lo que nos pueda llegar, tristes por todo lo que está pasando…

Y, sobre todo, nunca debemos perder la esperanza.

Por eso, me ha gustado mucho la iniciativa de Marta en la que habla de sus 50 razones para vivir. Porque si nos olvidamos de esto, de lo más importante, de la vida; si nos vence el terror, entonces son ellos los que ganan.

Aquí van mis 50 razones para vivir, especialmente dedicadas a las 50 razones de todas estas personas que trágicamente han perdido la vida este fin de semana.

1.       Las noches de verano.
2.       Las tormentas vistas a través de la ventana.
3.       Las flores.


4.       Los calcetines de lana en invierno.
5.       Los reencuentros.
6.       La Navidad.
7.       Las palomitas en el cine.
8.       Mis viajes a Toledo.
9.       Nuestra mañana del 24 de diciembre.
10.   Las miradas cómplices.
12.   Mis millones de planes de futuro.
14.   El olor a café.



17.   Los desayunos.
18.   Las sorpresas.
19.   Los viajes (aunque sean en avión).
20.   Las noches de peli, sofá y manta.
21.   El olor a limpio.
23.   El momento de empezar un nuevo libro.
24.   Los batidos de chocolate.
25.   Las guitarras.
26.   Nuestros skypes, noche tras noche.
27.   Las tartas de cumpleaños. Con muchas velas.
29.   Las trenzas.



31.   Las librerías.
32.   Las comidas especiales entre semana.
33.   Las canciones del disco de Maite. Y su coche.
34.   Las peleas de churros.
35.   Las buenas noticias.
36.   Las bodas.
37.   Las chimeneas en invierno.
38.   No cansarse nunca de estar empezando siempre


39.   El arcoíris.
40.   Los vídeos de cuando mi hermano y yo éramos pequeños.
41.   El patio de un colegio a la hora del recreo.
42.   Los regalos por que sí. “Porque me ha recordado a ti”.
43.   El sorteo de la lotería en la radio el día 22 de diciembre.
44.   La nieve.
45.   Nuestros amigos invisibles cada Navidad, que de invisibles tienen muy poco.
46.   Patinar sobre hielo.
47.   Hacer reír.
48.   Las comidas familiares. 
49. El olor a leche caliente.
50. Los álbumes de fotos.

La vida es maravillosa y, por eso, debemos trabajar día a día para que a nadie le sea quitada mucho antes de lo que debería. 

jueves, 12 de noviembre de 2015

Del revés



Yo tenía un post preparado sobre mi fin de semana (ya que el anterior terminó con un "a la vuelta os cuento") y lo iba a subir esta mañana, pero cuando por fin lo he hecho me ha salido uno de los párrafos cortado por una de las imágenes que había subido. Le he dado a editar y he puesto la imagen delante del párrafo en cuestión, pero otra vez al actualizarla ha vuelto a salir igual. He probado ochenta maneras diferentes para que la imagen no cortara el párrafo, sino que saliera delante, pero al actualizar pasaba todo el rato lo mismo. He subido el post sin la imagen, pero era una foto mía de este finde que pegaba muchísimo, y no me gustaba sin ella. Finalmente, me he desesperado y he borrado todo

Me pongo tan nerviosa cuando las cosas no me salen como estaba planeado, que me dan ataques de los que luego me arrepiento, como el de borrar esa entrada (que lo suyo me había costado escribir). En realidad, ahora mucho más tranquila, podría probar a subirla de nuevo, pero ya es demasiado tarde. 

Generalmente, el momento de desesperación me dura poco y luego siempre me río. De hecho, me suelo tomar con bastante humor todo lo que me pasa, porque ya tengo asimilado que soy de esas personas a las que siempre les ocurre de todo. Si estuviera en una habitación llena de gente y fuera a pasarle algo ridículo o embarazoso a alguien, seguro que me pasaría a mí. Una vez mis amigas me regalaron por mi cumpleaños un libro que se titulaba "50 situaciones embarazosas y cómo salir de ellas" porque decían que nada más ver el título se habían acordado de mí. 

A veces las cosas se me ponen un poco del revés, pero creo que me viene bien. Me ayuda a darme cuenta de que no podemos querer controlar todo o que todo nos salga perfecto. Podemos meter la pata cientos de veces y tropezarnos con una piedra mil, a veces ocurre. 

Además, tengo bien aprendido que las cosas que salen mal (no las importantes, claro) a veces son más divertidas y que con una carcajada todo se arregla. A veces, las cosas del revés son mucho mejores. Lo decía "alegría" en la peli y no puedo estar más de acuerdo:


"No puedes enfocarte en lo que está saliendo mal,
siempre hay una forma de dar la vuelta a las cosas."

viernes, 6 de noviembre de 2015

Mi fin de semana

Por fin, por fin, por fin… ¡Llega el fin de semana! Y este me hace especial ilusión porque me voy de viaje. Viaje exprés, con maleta pequeña, ir y volver, pero viaje.

Viaje de 500 km de distancia, a una de las ciudades más bonitas de España: ¡Toledo! Y para justificar esta opinión os dejo una foto que le hice la última vez que fui:

Así de bonita, sin retoques ni nada

Me encantan los viajes de fin de semana. Aunque no den para mucho y se queden casi en un ir y venir. El hecho de salir fuera, de vez en cuando, un par de días en medio del curso, hace todo un poco más llevadero.

Estos dos días no pienso acordarme ni una sola vez de lo que tengo que hacer a lo largo de la semana. No voy a pensar ni un segundo. Voy a disfrutar, a rodearme de personas geniales y a aprovecharlos al máximo.

Además, es un finde muy especial porque viene mi amiga Cris desde Madrid a visitarme y, aunque yo no soy una experta de la ciudad y todavía me pierdo por sus calles, pienso enseñarle Toledo de arriba a abajo (con un poquito de ayuda).

Si es que, al final, tener a personas importantes viviendo lejos no siempre es tan malo. A veces, también nos ofrece oportunidades para abrirnos un poco, para salir y disfrutar. Yo cojo ahora mi billete de tren y me pongo en marcha…



¡A la vuelta os cuento!