miércoles, 9 de diciembre de 2015

Desconectando...

Tener una semana de vacaciones en medio del curso me da la vida. Me da aire nuevo, me carga de energías, me hace empezar hoy otra vez con ganas.


En Navarra tenemos suerte. El día 3 de diciembre es el patrón, San Francisco Javier, así que desde entonces hasta el nueve tenemos una semana de vacaciones para disfrutarla como queramos. Yo decidí hacer una forzosa desconexión. Tengo que estudiar, que preparar muchas clases y que poner notas, pero soy consciente de que mi trabajo requiere dedicación y ganas, estar a tope. Para dar buenas clases, para enseñar, para que los niños aprendan… hay que trabajarse todo bien y yo, para seguir este mes haciéndolo de la mejor manera posible, necesitaba parar un poco.

Por eso he aprovechado esta semana al máximo, he disfrutado, he desconectado y he hecho millones de cosas…

Me he ido de viaje. Quinientos kilómetros de distancia, cinco horas de autobús, gente totalmente diferente y una de las ciudades más bonitas de España. No he hecho grandes cosas allí, pero he hecho las mejores que podía hacer. He estado con gente que hacía tiempo que no veía y he estado muy a gusto.

He visto películas. Los miserables, El corredor del laberinto y Ocho apellidos catalanes que está muy bien. Lógicamente las segundas partes nunca son mejores que las primeras y, si la comparamos con Ocho apellidos vascos, quizás no sea tan divertida. Pero te ríes, te ríes bastante. De hecho, estoy segura de que si no hubiera existido la anterior, esta tendría críticas mucho mejores.

He conocido El Escorial. El palacio, la basílica, el pueblo, la sierra de alrededor… Todo me encantó. Nos hizo un día tan bueno que me lo pasé desde la mañana hasta la noche con el abrigo en la mano (cosa impensable aquí en el norte desde hace un par de meses). Además, desde que empecé a estudiar Historia del Arte aprovecho muchísimo más todo lo que voy viendo. Ahora entiendo las cosas, las veo de otra manera y, sobretodo, las disfruto.


Se ve el buen día que nos hizo, ¿verdad?

He jugado a los bolos y al billar. Me he ido de compras. He escuchado villancicos. He bebido un enorme batido de chocolate, con trozos de oreo y mucha nata. He conocido personas nuevas. He comprado postales de navidad. He tenido comidas con mucha gente. He hecho muchas fotos. He visto bastantes atardeceres.

Este lo vi desde el autobús, me pasé una hora viendo en el cielo colores así de bonitos. 

Me he reído mucho pero también he llorado. He llorado porque no todo ha sido bueno, porque también han llegado malas noticias. Porque, a veces, la vida te sorprende de la peor manera; porque nada es para siempre, ni siquiera las personas. Y, en ocasiones, los golpes más fuertes llegan a los que menos lo merecen.

He aprendido. Porque de lo bueno y de lo malo siempre se aprende. Porque la única manera de avanzar es aprender cosas cada día (y no lo digo sólo porque yo sea maestra…). He aprendido que a veces la mejor manera de seguir hacia delante es parar un momento. He aprendido que las cosas hay que hacerlas hoy mejor que mañana, porque mañana nunca se sabe. He aprendido que las personas a las que queremos se merecen buenas palabras siempre, se merecen que se lo recordemos día a día. He aprendido que la vida está para vivirla, para disfrutarla, para ser felices; pero que esto sólo llega con las cosas importantes, con las sencillas. Con las cosas que nos llenan, que nos dan esa felicidad que brota desde dentro y se expande por todo el cuerpo.  

Creo que este puente lo he aprovechado de la mejor manera posible y, sobretodo, he desconectado. Hoy empiezo de nuevo a tope, con las pilas totalmente recargadas y muchas ganas de hacer bien todas las cosas.



Pd. ¿Qué tal han vuestros días?, ¿habéis aprovechado para ir a algún sitio? ¡Estaré encantada de leeros!

2 comentarios:

  1. No he jugado a los bolos... Con eso te digo todo:(

    Pd: pez!

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