Nunca he explicado por qué el blog se llama
así, la verdad es que no hay ninguna razón en particular. Simplemente me gustó
y creo que me pega bastante. Hay momentos en que todos nos podemos sentir una
persona entre muchas, simplemente una de tantas.
Pensando me di cuenta de que uno de los
momentos en que probablemente más sucede esto es cuando nos vamos a vivir a un
nuevo país. Nuevo lugar, nuevo idioma, nueva cultura y nadie conocido… Así que
se me ocurrió abrir el blog a personas que han pasado por esto, para que nos cuenten
sus experiencias en las que se han sentido un poquito una de tantas.
Hoy estrena la sección una de las personas
que más quiero, mi prima Raquel, que hace ya un año y medio cogió un avión y se
fue a vivir a tierras inglesas. Os dejo con ella.
¡Hola! Muy buenas a todos esos que pierden o
aprovechan, como se quiera decir, un poquito de su tiempo conmigo. Hace un
tiempo que me planteo esto de escribir un blog con mis penas y alegrías, mis
experiencias y satisfacciones personales; así que la petición de mi prima me
servirá un poco para ver cómo me siento escribiendo. Hace ya tiempo que me nace
la curiosidad de abrirme y publicar todo lo que ya llevo tiempo escribiendo.
Todo esto viene a que yo también me he
sentido una de tantas. Una de tantas esas que la vida, por buenas o malas
razones, como se quiera mirar, le ha dado la oportunidad de ejercer su
profesión en un país extranjero, como es mi caso en Inglaterra. Soy una de
tantas esas enfermeras que se han ido a Inglaterra a trabajar…
En
realidad, eran mucho los años los que llevaba teniendo esta ilusión o
perspectiva de futuro. Desde siempre me había llamado la atención tanto
Inglaterra y la lengua inglesa como la gente que se marchaba allá para aprender
inglés y vivir una nueva experiencia. Tras acabar mi carrera de enfermería en
Pamplona y viendo el panorama laboral que nos esperaba allí, decidí sin
pensármelo dos veces, venirme (si me lo pensaba esa segunda vez el paso no lo
iba a dar nunca).
Me considero una chica bastante abierta,
lanzada y sin miedo a tropezar empezando una nueva experiencia, pero esto no
quita ese miedo y nerviosismo de comenzar algo nuevo y muy distinto. Aún así, conociéndome,
sabía que no iba a tener ningún problema para superarlo.
Tras un largo verano de preparaciones,
entrevistas y de colegiarme como enfermera en Inglaterra, cosa que no resultó
nada fácil y que lo conseguí gracias a la agencia con la que estoy plenamente
agradecida, llegó el día de marchar. La gente dice que todos los nuevos inicios
son difíciles y yo así lo puedo confirmar. La sensación de primer día en
Inglaterra, que luego se extendería a la sensación que tuve durante mis dos
primeras semanas, fue de un completo agobio. Esa es la palabra. Agobio
resultante de dejarte caer sola en un país extranjero cargada con todas tus cosas
y sin saber muy bien dónde vas a acabar. Recuerdo verme en Londres de noche,
con mis dos maletones a cuestas, montada en autobuses con gente extraña y sin conocer
mi destino definitivo. El taxi que vino a recogerme, tras bajarme de ese
autobús, tampoco fue nada tranquilizante.
Desde un principio, yo iba a Inglaterra a
trabajar a una residencia de ancianos. Se suponía que tanto el trabajo como el
alojamiento lo tenía asegurado. Sin embargo, la situación al llegar allá no fue
tan buena como la pintaban. Acabé en casa de la cocinera de la residencia, durmiendo
en un colchón en el suelo y con una fecha límite de dos semanas para buscarme
otra habitación definitiva para vivir. A todo esto se le sumaba que durante
esos días también tenía que, por mi cuenta y con un nivel de Inglés de
instituto olvidado (llevaba 4 años de carrera sin tocarlo), abrir una cuenta
bancaria, inscribirme en la seguridad social inglesa, solicitar mis
antecedentes penales en Inglaterra, inscribirme en el centro de salud más
cercano por si me pasaba algo y sobretodo... ¡Encontrar amigos!
Afortunadamente, todo fue bastante bien.
Lo que al principio fueron agobios,
conversaciones por Skype a lágrima tendida con los papis y sensación de querer
volver a esa vida en la lo tenía todo, pronto cambió por la sensación de
alegría y sobretodo de orgullo por haber sido capaz de soportar esos malos
días, por haberme sacado las castañas del fuego y, lo más importante, por
haberme hecho un huequito en esta vida, en esta aventura, como digo yo, por
tierras Inglesas.
En definitiva y, sin querer profundizar más
en mi experiencia, ya hace un año y medio desde que me dejé caer por estas
tierras. Año y medio en el que he conocido a gente maravillosa, con los que
puedo contar para todo, y en el que he creado lo que viene siendo mi actual
vida en Inglaterra, paralela a su vez a mi vida en España, ya que por el
momento no podría ni quiero deshacerme de ninguna de las dos.
Hasta pronto,
Raquel.
¡Muchísimas gracias, Raquel! Si os ha gustado
(que supongo que sí) no os preocupéis, ya me ha dicho que cuando quiera vuelve
a contarnos sus aventuras y peripecias por esa isla, así que volveré a contar con
ella. Hasta entonces, buena suerte por allá… ;)