sábado, 31 de diciembre de 2016

2016.

No sé muy bien que hago escribiendo hoy, tras tres meses sin sentarme delante de un folio en blanco, pero soy tan de tópicos que me veo incapaz de terminar el 2016 sin un pequeño repaso del año…


Ayer le decía a mi amiga María que esta es la primera Nochevieja en la que me paro a pensar en el año vivido y digo “cómo me ha cambiado la vida”. Que siempre hay cambios, pero esta vez ha sido a lo grande.

A principios de año andaba yo con dudas por todos lados. Tenía la posibilidad de dar un salto hacia delante y lanzarme al vacío. Tenía tantas dudas que me dedicaba a leer frases y artículos de esos que dicen que la única manera de conseguir la verdadera felicidad es salir de la zona de confort… Y de repente, un día, sin pensarlo, me acabé lanzando.

Y aquí estoy hoy, feliz por todo lo conseguido, contenta por el giro que han dado las cosas. No sé dónde estaré dentro de ocho meses y ya no me preocupa, que para lo controladora que yo he sido siempre, es todo un avance.

Quizás una de las cosas que más he hecho este año ha sido aprender, porque lecciones he tenido unas cuantas… Y si hace un año me hubieran dicho cómo iban a ser hoy las cosas creo que ni me lo hubiera creído.

Celebrar la última noche del año rodeada de la gente que más quiero, en casa, un año más, es todo un regalazo y, tras haber vivido un año como este, ¿cómo iba a terminarlo sin pasarme una última vez por aquí?

Volveré a escribir, porque escribir me da la vida…

Os deseo a todos un buen final de año y un feliz año 2017


¡Nos vemos el año que viene!

miércoles, 21 de septiembre de 2016

When september ends...

           Cambios.


Este post tenía que empezarlo así, porque si de algo ha tratado este septiembre ha sido de eso, de cambios. Cambio de trabajo, cambio de ciudad. Casa nueva, coche nuevo, nueva gente. Y los cambios siempre, siempre, siempre, traen un remolino de nuevas cosas que primero hay que asentar y después ya expresarlas. Por eso hoy, veintiún días después, puedo sentarme en el ordenador y escribir por fin sobre esto.

Los inicios siempre son extraños. Cuando a finales de agosto parecía que me iba a quedar en casa, sin nada que hacer, me vino la tristeza total porque yo me quería mover. Cuando dos días después me llamaron y me dijeron que me movía volví a ponerme triste, porque en casa, todo hay que decirlo, se vive muy bien.

Pero todo tiene sus cosas, el lado bueno existe y ahora puedo decir que estoy contenta. No es la ciudad de mis sueños, ni por asomo, pero empieza a gustarme. Y empieza a gustarme porque, antes de escribir esto, he comido baratito en un sitio que estaba bastante bien, me he recorrido un corte inglés, me he bebido una piña colada en una terraza con música de fondo y, para no ser una gran ciudad, no ser bonita, ni tener gran cosa, esto no pinta nada mal.

Lo de vivir sola al principio tampoco me gustaba. Todo iba bien hasta que tenía que meterme al piso sin compañía o hasta que tenía que intentar dormir. Digo intentar, porque lo suyo me costaba. Pero ahora empieza a gustarme mucho y creo que me estoy acostumbrando. Vivir sola tiene sus ventajas y yo empiezo a verle muchas.

Sumado a todo esto que me flipa mi trabajo, la cosa no ha empezado mal.

Los cambios siempre asustan y a veces incluso cuestan, pero las cosas nunca son tan complicadas como parecen, a veces las complicamos nosotros. Yo he decidido hacerlas un poquito más fáciles, restarles importancia, verles el lado bueno y disfrutar de este curso… Porque está claro que en junio acabará la experiencia y seguro que entonces echaré todo esto de menos. 

martes, 23 de agosto de 2016

"Como si solo fueran dos días"


Poco a poco me he dado cuenta de que terminar la carrera no es algo sencillo. No se trata de la carrera, se trata de lo que viene después. Ese salto de altura hacia donde quieres ir conduciendo tu vida. Decisiones, esfuerzos, para llegar a eso que siempre has querido.

Y a veces no sale bien, a veces ves que no llegas, que saltas con todas tus fuerzas pero no lo alcanzas y entonces vuelves a caer de nuevo. Caes porque te das cuenta que ya no sirve con estudiar para sacar buena nota. Ahora estudias, te esfuerzas, le echas ilusión y ganas… Y ya no entiendes por qué ni con eso funciona. Y caes…

Y entonces es cuando me encuentro este video de Petite Mafalda y me dedico a reescribir todo lo que voy oyendo. Para leerlo, para imprimirlo, para tenerlo en cuenta y para saltar de nuevo. Hablan de emprender y ya sé que no es exactamente lo que yo he hecho, pero a fin de cuentas se trata de tomar una decisión y apostar todo por ella. De esforzarte al 100% por eso que quieres para tu vida profesional, de dejar otras opciones de lado porque eso es lo que de verdad quieres. Y si emprender se trata de eso, entonces lo mío puede considerarse algo parecido.

Os dejo el texto, porque es demasiado…


Emprender es como ver crecer un árbol. Plantas semillas, a veces crecen, otras lo intentan. La lluvia tarda o es demasiado abundante. Los primeros capullos florecen en primavera, mientras esperan impacientes a que el sol de julio saque su mejor color. El otoño, a veces duro y otras motivador, prepara los troncos y las ramas para el frío invierno, que mira por dónde, es cuando más desnudo está y sobrevive, vaya si lo hace. Será que por dentro está más fuerte que nunca. ¿Será la primavera, será el esfuerzo, serán las ganas, serán los logros, será un poco de todo…? ¿Será la vida?
A veces, muchas, nos olvidamos de que la felicidad no es un estado, son momentos. Necesitamos constantemente que nos lo recuerden o incluso, lo que es peor, que alguna cosa fea pase para darnos cuenta. Emprender es una manera increíble de ver lo brutalmente feliz que puedes llegar a ser siendo tu mejor versión. La que simplemente lucha por vivir la vida que le ha tocado de la manera que mejor sabe hacerlo, la que más le llena cada día por la mañana. Eso sí, con esfuerzo; porque la felicidad, o eso creemos, es como ponerse en forma, hay que currárselo.
Os deseamos con todo corazón que veáis crecer vuestro árbol, que le dediquéis tiempo, que disfrutéis de las cosas nuevas y también sepáis cortar las que ya están pochas, las que han sido un aprendizaje, un susto, una mala racha. Otras florecerán a pasos agigantados. Las de las recompensas, las del esfuerzo, las de ahora sí, las del ¿y por qué no?, las que recoges porque merecen estar en tu mesilla de noche, porque ellas lo valen, porque tu lo vales.
Dice Galindo que lleva 32 años en la calle y no conoce a nadie que poniendo corazón en lo que hace las cosas le salgan mal. Habrá que probar, ¿no? Parece una apuesta ganadora. Al final, se trata de que en el jardín de tu vida éste sea uno de los árboles que no se apagan. El del trabajo, el del esfuerzo, el de tu carrera profesional. Uno de los que dan sombra para que podáis organizar, cuantas veces queráis, una fiesta a sus pies, de esas que celebran la vida. Y es que a eso hemos venido, a vivirla, como si fueran dos días…
Como si sólo fueran dos días.


-Petite Mafalda-

domingo, 8 de mayo de 2016

Sobre comer



Siempre me ha gustado comer, de todo, cualquier cosa. No soy de comer a todas horas o de comer muchísimo pero sí de disfrutar lo que como, de comer bien y dedicarle tiempo. Soy de las de levantarme media hora antes para poder disfrutar de un buen desayuno y también de las que prefieren gastarse un poco más de dinero si es por ir a cenar bien. Me gusta, lo disfruto, voy buscando sitios nuevos, los apunto en mi lista…

Últimamente, además, me ha dado por visitar páginas web con recetas, trucos, platos sanos y con una pinta buenísima. Páginas como Mésame mucho, Lala kitchen o oh dear drea (esta no habla exclusivamente de comida pero sí muy a menudo), ocupan gran parte de mi historial de visitas.

Lo malo es que yo no cocino. Vamos ni cocino, ni sé hacerlo; aunque me encantaría, de verdad. A veces pienso “el día que cocine haré esto y esto y aquello…” Me copio recetas, me las guardo, algunas las apunto, pero nunca las hago. Porque no sé, porque ya hay alguien que cocina por mí, porque no tengo nada de tiempo… Por miles de razones por las que es un quiero y no puedo.

Alguna vez aprenderé a cocinar, disfrutaré de ello, probaré cosas nuevas, comeré bien y probablemente hasta me aburra de hacerlo. Cuando ese momento llegue ya os informaré, hasta entonces seguiré leyendo, apuntando cosas y creando mi propio libro de cocina.

sábado, 23 de abril de 2016

Hoy me pregunto

Hoy me pregunto cuántas cosas tendré en mis manos. Si vivo en mi burbuja, si me centro sólo en mí, si vivo cerrada a todo. Me pregunto cuánto mundo tendré a mi alcance, cuánto podré mejorar las cosas, cuánto tengo por hacer. Hasta dónde puedo llegar, cuánto podré abarcar.


Cuántos libros me quedan por leer, cuánto mundo por visitar, cuánta gente por conocer. Todos los amigos que aún tengo por hacer, las películas por ver, cuánto por aprender. Cuántas risas por soltar, sonrisas por regalar y lágrimas para consolar. Cuántas partidas por jugar, cuántas entradas por escribir, cuántos problemas por solucionar.

Hoy me pregunto cuánto me queda por hacer, todo lo que me queda por vivir, roturas por arreglar. Palabras por hablar, canciones para cantar, versos por recitar. Videos por sacar, fotos para revelar, clases que preparar. Aprendizajes para enseñar, recetas para experimentar y paseos, muchos paseos por andar.

Me pregunto cuándo volveré a ver amanecer, cuántos atardeceres por disfrutar, cuántas tormentas de las que escapar. Cuántas flores por coger, charcos sobre los que correr, ilusiones con las que crecer.

Hoy me pregunto si la felicidad a veces sólo consistirá en pequeñas cosas con las que disfrutar, cosas por mejorar, un mundo con el que cada día soñar. 

lunes, 18 de abril de 2016

Sea como sea...

“Motivation is what gets you started.   
Habit is what keeps you going.” Jim Ryan    



Esta es la razón culpable de que yo escriba tan poco últimamente, que si la motivación fue lo que me obligó a empezar a escribir, ahora queda el hábito y no es mucho. Además, mañanas de biblioteca y tardes de trabajo dan para poco más, pero las oposiciones están a la vuelta de la esquina y, aunque yo esta vez no aspire a mucho, todo lo que haga ahora seguro que se ve recompensado en un tiempo.

Y lo mismo pasa con todo, no sólo con el estudio. Si pretendes que la motivación sea la que cada día te empuje a hacer deporte, por ejemplo, la llevas clara. El primer día sí, el segundo también, igual incluso el tercero, pero luego ya irá disminuyendo y para el cuarto día, si no hay nada más que te empuje a hacerlo, la motivación ya no conseguirá levantarte del sofá.

A veces oigo que la rutina es mala y los hábitos aburren, pero todo es necesario. Los hábitos pueden estar bien, siempre y cuando sean buenos.

A mí siempre se me había dado mal estudiar en la biblioteca y me cundía más en casa, pero con las oposiciones estaba siendo diferente, así que me he acostumbrado a ir a la biblioteca todos los días y me resulta mucho más fácil estudiar cada día. Pensando en todo esto bien, ahora que llega la primavera creo que voy a volver a sacar la bici del garaje y a acostumbrarme a usarla más que el coche. Otros años lo he hecho y los viajes se me hacen mucho más motivadores.

La motivación nos ayuda a crear hábitos y los buenos hábitos pueden resultar motivadores. Sea como sea, yo comienzo la semana con ganas.


¡Ánimo con el lunes!

viernes, 8 de abril de 2016

Mis primeros pasos por... Londres

¡Hola de nuevo! Tras un tiempo de desconexión vuelvo por aquí con ganas de seguir compartiendo cosas. Sin embargo, todavía me quedan unos días más de descanso, así que hoy os vuelvo a dejar en manos de otra persona. Mi amiga Uxue viene para contarnos cómo fue su llegada a un nuevo país, cómo comenzó su nueva vida lejos de aquí. 





























¡Buenas tardes! Soy Uxue, espero que mi experiencia os sirva para ver que la vida nos pone retos interesantes que tenemos que intentar conseguir. Todo depende del punto de vista con el que veamos las cosas y la actitud ante ello.

Si os soy sincera, cuando terminé Magisterio Infantil no se me pasaba por la cabeza irme al extranjero, era una idea impensable a pesar de cómo estaba la situación laboral en ese momento. Me busqué la vida como pude dando clase particulares y sobretodo centrándome en ese idioma que a las maestras siempre nos ha perseguido y que sin él no podemos trabajar, el inglés. La verdad que siempre nos lo han enseñado como algo sistemático pero a la hora de aplicarlo a la vida cotidiana la cosa difiere bastante.

Llegó un día en que de repente me planteé que mi vida diera un giro, me había cansado de la rutina y necesitaba empezar una nueva etapa pero esta vez ya decidida a que fuera en un país diferente. Pensé, como siempre que surgen objetivos nuevos en la vida, que yo podía, que todo es el proponérselo y seguir hacia adelante con todas las consecuencias y que, todo lo que deseas está siempre al otro lado del miedo. Y me lancé a la aventura. Me fui a Londres hace 6 meses.


El viaje se podría resumir en nervios, expectativas, inseguridades…sin contar que era la primera vez que viajaba en avión, primera vez que salía de “casa”… pero estaba segura de que merecía la pena. El comienzo no fue tan duro como esperaba, por supuesto que tuve mis días malos en los que mis amigas estaban ahí para aguantar mis lloros al resultarme complicado cogerles el ritmo con su acento británico tan marcado y haber formado el caos. Sin embargo, he de decir que uno de mis puntos a favor fue la familia tan estupenda con la que me tocó estar, he tenido la suerte de sentirme como en casa, no os digo más. Pero todo en la vida es caerse y levantarse y no hay mayor evidencia que esa, así aprendemos siempre.



Pero por otro lado creo que también me iba a venir fenomenal un cambio de aires y un tiempo en el que mi vida fuera diferente a como lo había sido 26 años atrás. Y fui mejorando, avanzando, ganando seguridad en mi misma, conociendo a personas maravillosas que me han ayudado muchísimo y a las cuales estaré eternamente agradecida. Nunca pensé que estas personas me marcaran tanto, me llevo amigos que siempre van a estar presentes en mi vida.

Además me dí cuenta de que más allá de mejorar mi inglés, con esfuerzo y dedicación, he aprendido a madurar, a salir de situaciones complicadas yo sola, sin tener a las personas que siempre me han acompañado ahí para pedir ayuda y con una sonrisa en la cara me he sentido orgullosa de mi misma y no sabéis lo gratificante que es.




Y de repente ocurre que tu nueva etapa se trastoca, aquella a la que ya me había adaptado satisfactoriamente. Me ofrecían un trabajo en un colegio al lado de mi ciudad…y rápidamente todo cambia, es increíble como es el destino…y como nos puede volver a cambiar la vida en cuestión de segundos. Mis expectativas de futuro seguían puestas en Londres y otra vez estaba aquí. Despedida rápida, inesperada, triste…pero no se puede tener todo. La vida muchas veces es ahora o nunca y yo debía de aprovechar aquella oportunidad.

Por eso, sed conscientes de que “nada de lo que realmente valga la pena será fácil”

Gracias por dejarme este trocito para expresarme querida “una de tantas” y gracias por dedicar vuestro tiempo a leerme.

Se despide, hasta la próxima,

Uxue.


¡Muchas gracias a ti, Uxue! Por aquí estamos encantados de leer historias como la tuya, que todo sirva para aprender y luchar siempre por aquello que queremos.

Muchísima suerte en tu nuevo trabajo y, ya sabes, cuando quieras eres bienvenida de nuevo ;)

lunes, 7 de marzo de 2016

Instantes de fluidez

“¿Te has implicado alguna vez tan profundamente en algo que ninguna otra cosa te importase en ese momento, hasta llegar a perder la conciencia del tiempo?” 
Luis Galindo.


























Hoy me estaba leyendo uno de esos libros que se merecen uno, dos o tres posts sólo para hablar de ellos. De esos de leer con lápiz en mano para ir subrayando, de pasar páginas y volver para atrás porque esos párrafos merecen ser releídos. De esos en los que me obligo a leer un único capítulo al día para racionalizar y que me dure un poquito más, para ir asimilándolo poco a poco. Un libro del que os hablaré más adelante, Reilusionarse, de Luis Galindo.

Pues en eso andaba yo, disfrutando de mi capítulo diario, cuando me he encontrado con esta pregunta. ¿Que si me ha pasado algo así? Sí, claro. De hecho me encanta cuando ocurre, cuando estás tan enfrascado en algo que se te va la noción del tiempo, se pasan las horas sin darte cuenta y tú sigues ahí, a lo tuyo, ajeno a cualquier otra cosa.

Él dice que eso es alcanzar un estado de fluidez y a mí me gusta mucho esa idea.

Ahora le doy vueltas a si me sería posible alcanzar instantes de fluidez en el día a día… Cuando estoy trabajando, cuando leo un libro, mientras estoy con mis amigas o en mis ratos de estudio. Creo que lo haría todo mejor. Se trataría de poner todo, el cien por cien, en eso que estoy haciendo en cada momento. Poner ilusión, ganas, concentración y toda mi atención en ello, entonces simplemente fluiría.

Dicen que en eso consiste la felicidad, en momentos… y, ¿por qué no van a ser momentos cotidianos? Porque si entregas toda tu persona a eso que estás haciendo, no sólo tú te sentirás mejor, sino que todo tendrá mejores resultados.

Yo ya tengo mi objetivo de la semana, alcanzar instantes de fluidez cada día, que cuando se trata de hacer las cosas bien, nunca es tarde para intentarlo.


miércoles, 2 de marzo de 2016

Marzo.

“It was one of those March days when the sun shines hot and the wind blows cold, when it is summer in the light and winter in the shade”





















Miércoles. Miradas. Música. Mariposas. Meriendas. Mar. Mimos. Manzanas. Musgo. Melena. Museos. Momentos. Mil. Millones. Melodías. Mañanas. Moras. Montaña. Memorias. Murmullos. Miel. Mecedoras. Moda. Mundo.

Marzo. 

Sé que marzo va a ser un buen mes. Los meses no nacen, los meses se hacen. Muy tópico, ¿no?

Aún así, sé que irá bien. Feliz mes a todos.

martes, 23 de febrero de 2016

Mis primeros pasos por... Guilford

Nunca he explicado por qué el blog se llama así, la verdad es que no hay ninguna razón en particular. Simplemente me gustó y creo que me pega bastante. Hay momentos en que todos nos podemos sentir una persona entre muchas, simplemente una de tantas.

Pensando me di cuenta de que uno de los momentos en que probablemente más sucede esto es cuando nos vamos a vivir a un nuevo país. Nuevo lugar, nuevo idioma, nueva cultura y nadie conocido… Así que se me ocurrió abrir el blog a personas que han pasado por esto, para que nos cuenten sus experiencias en las que se han sentido un poquito una de tantas.

Hoy estrena la sección una de las personas que más quiero, mi prima Raquel, que hace ya un año y medio cogió un avión y se fue a vivir a tierras inglesas. Os dejo con ella.



¡Hola! Muy buenas a todos esos que pierden o aprovechan, como se quiera decir, un poquito de su tiempo conmigo. Hace un tiempo que me planteo esto de escribir un blog con mis penas y alegrías, mis experiencias y satisfacciones personales; así que la petición de mi prima me servirá un poco para ver cómo me siento escribiendo. Hace ya tiempo que me nace la curiosidad de abrirme y publicar todo lo que ya llevo tiempo escribiendo.

Todo esto viene a que yo también me he sentido una de tantas. Una de tantas esas que la vida, por buenas o malas razones, como se quiera mirar, le ha dado la oportunidad de ejercer su profesión en un país extranjero, como es mi caso en Inglaterra. Soy una de tantas esas enfermeras que se han ido a Inglaterra a trabajar…

 En realidad, eran mucho los años los que llevaba teniendo esta ilusión o perspectiva de futuro. Desde siempre me había llamado la atención tanto Inglaterra y la lengua inglesa como la gente que se marchaba allá para aprender inglés y vivir una nueva experiencia. Tras acabar mi carrera de enfermería en Pamplona y viendo el panorama laboral que nos esperaba allí, decidí sin pensármelo dos veces, venirme (si me lo pensaba esa segunda vez el paso no lo iba a dar nunca).




Me considero una chica bastante abierta, lanzada y sin miedo a tropezar empezando una nueva experiencia, pero esto no quita ese miedo y nerviosismo de comenzar algo nuevo y muy distinto. Aún así, conociéndome, sabía que no iba a tener ningún problema para superarlo.

Tras un largo verano de preparaciones, entrevistas y de colegiarme como enfermera en Inglaterra, cosa que no resultó nada fácil y que lo conseguí gracias a la agencia con la que estoy plenamente agradecida, llegó el día de marchar. La gente dice que todos los nuevos inicios son difíciles y yo así lo puedo confirmar. La sensación de primer día en Inglaterra, que luego se extendería a la sensación que tuve durante mis dos primeras semanas, fue de un completo agobio. Esa es la palabra. Agobio resultante de dejarte caer sola en un país extranjero cargada con todas tus cosas y sin saber muy bien dónde vas a acabar. Recuerdo verme en Londres de noche, con mis dos maletones a cuestas, montada en autobuses con gente extraña y sin conocer mi destino definitivo. El taxi que vino a recogerme, tras bajarme de ese autobús, tampoco fue nada tranquilizante.

Desde un principio, yo iba a Inglaterra a trabajar a una residencia de ancianos. Se suponía que tanto el trabajo como el alojamiento lo tenía asegurado. Sin embargo, la situación al llegar allá no fue tan buena como la pintaban. Acabé en casa de la cocinera de la residencia, durmiendo en un colchón en el suelo y con una fecha límite de dos semanas para buscarme otra habitación definitiva para vivir. A todo esto se le sumaba que durante esos días también tenía que, por mi cuenta y con un nivel de Inglés de instituto olvidado (llevaba 4 años de carrera sin tocarlo), abrir una cuenta bancaria, inscribirme en la seguridad social inglesa, solicitar mis antecedentes penales en Inglaterra, inscribirme en el centro de salud más cercano por si me pasaba algo y sobretodo... ¡Encontrar amigos! Afortunadamente, todo fue bastante bien.




Lo que al principio fueron agobios, conversaciones por Skype a lágrima tendida con los papis y sensación de querer volver a esa vida en la lo tenía todo, pronto cambió por la sensación de alegría y sobretodo de orgullo por haber sido capaz de soportar esos malos días, por haberme sacado las castañas del fuego y, lo más importante, por haberme hecho un huequito en esta vida, en esta aventura, como digo yo, por tierras Inglesas.

En definitiva y, sin querer profundizar más en mi experiencia, ya hace un año y medio desde que me dejé caer por estas tierras. Año y medio en el que he conocido a gente maravillosa, con los que puedo contar para todo, y en el que he creado lo que viene siendo mi actual vida en Inglaterra, paralela a su vez a mi vida en España, ya que por el momento no podría ni quiero deshacerme de ninguna de las dos. 

Hasta pronto, Raquel.






¡Muchísimas gracias, Raquel! Si os ha gustado (que supongo que sí) no os preocupéis, ya me ha dicho que cuando quiera vuelve a contarnos sus aventuras y peripecias por esa isla, así que volveré a contar con ella. Hasta entonces, buena suerte por allá… ;)



miércoles, 17 de febrero de 2016

Recargando

En el último post que subí decía que si me vierais este mes de febrero me encontraríais disfrutando, riendo, dejándome llevar y bailando.

Nada más lejos de la realidad.


































Tampoco es cuestión de subir sólo idealidades al blog que reflejan una perfección que no existe ni en mi vida ni en ninguna otra. Febrero se complicó. Empezó mal y continuó a peor. Pasados unos días yo sólo quería volver a enero, estar como siempre, que todo acabara.

Odio estar mal. Supongo que a nadie le gusta, pero es que a mí se me da especialmente fatal. Además, por si fuera poco lo que me hace no estar bien, yo por mí misma, porque quiero estar bien, porque necesito mejorar, porque odio estar mal, me voy hundiendo cada vez más.

Ayer alguien me decía que no puedo tener miedo a las crisis. Que nos imaginamos vidas perfectas en las que no cabe el dolor ni el sufrimiento, cuando eso en realidad no existe, cuando todos vamos a pasarlo mal en un momento u otro. No tenemos que imaginarnos vidas perfectas, sino felices. Después añadía que una crisis está superada cuando somos capaces de dar gracias por ella. 

Si deseamos la felicidad y no la perfección, entonces el dolor, el sufrimiento, las crisis… todo tiene cabida y no sirve más que para hacernos crecer y empujarnos más alto.

No es fácil. No es sencillo. Yo aún no doy gracias por este comienzo de mes, pero poco a poco todo está mejorando. Si algo puedo afirmar es que estoy aprendiendo mucho, pensando mucho y trabajando mucho.

A veces solamente se trata de dar pequeños pasitos hacia delante. Pasos que cuestan mucho y avanzan poco. A veces la vida se encarga de ralentizarnos un poco.

Yo de momento me encuentro recargando.



Pd. Hace unas semanas se me ocurrió una nueva sección para el blog que me hace mucha ilusión. Ya tengo todo preparado y ya hace unos cuantos días que una persona colaboró conmigo para que saliera adelante, pero en febrero todo se complicó. Las buenas ideas, sobre todo las que van acompañadas de buenas personas, requieren tiempo y trabajo, así que tengo la buena noticia de anunciar que, cuando todo vuelva un poco a su cauce, una nueva sección estará esperando en el blog con muchas ganas de que os guste ;)

domingo, 31 de enero de 2016

Adios enero. Adios.



“Dejarse llevar. Dejarse llevar… y bailar”





Adiós enero. Adiós.

Sí, ya lo sé, que todavía no te has ido del todo, todavía sigues un poco más, pero para mí ya has terminado. El viernes de hecho arranqué la hoja del calendario. Ayer y hoy no sé qué será pero para mí empieza algo nuevo.

No ha sido un enero fácil. Se me ha hecho cuesta arriba, muy cuesta arriba, y empinado, de eso que da vértigo mirar hacia atrás y, si miras hacia delante, no puedes ver el final. Pero ahora lo tengo claro, todo lo que sube, baja. Sé que aún me queda un último empujón, pero se ve la cima y eso ya se mira con otros ojos.

Febrero será bajada, estoy convencida. Una vez llegado hasta arriba seguro que las vistas son espectaculares y después… después ya sólo queda dejarse llevar. Bajar siempre es más fácil. Dejarse llevar y bailar.

Lo bueno de todo esto (porque todo tiene su lado bueno) es que enero me ha permitido replantearme un poco todo para este nuevo año. A veces se nos va un poco el norte, nos olvidamos de lo importante, de lo que nos hace felices, de lo que nos llena… Y se nos va un poquito la vida con todas esas cosas que nos van llenando el día a día y que hacen que lo urgente, al final, no deje sitio para lo importante.

A veces viene bien parar, mirar alrededor, pensar...

Yo, entre una cosa y otra, este mes he tomado varias decisiones. Algunas cuestan mucho. Mucho, mucho, muchísimo. Pero al final merecen la pena. Estamos para vivir y a veces se nos olvida. Para ser felices, para disfrutar, para querer y para ser queridos. Lo importante es lo importante.

Gracias enero. Gracias porque, en el fondo, me has hecho aprender mucho.

Y me despido. Si me veis este mes de febrero estaré disfrutando, riendo, dejándome llevar un poco y, sobretodo, bailando. 

viernes, 15 de enero de 2016

Y de repente...



Y de repente ocurre.















Ayer me decía mi amiga Uxue que escribiera un nuevo post sobre cómo de un día a otro puede cambiarte la vida. Ella tiene sus razones para decírmelo, este curso tras mucho tiempo buscando trabajo sin éxito decidió irse a Londres y hacerse ahí una vida cuando, por aquí, no había manera. Hace unas semanas volvió para pasar aquí las navidades pero el dos de enero, con maletas hechas y largas despedidas, cogió un avión para retomar su rutina inglesa. Sin embargo, a principios de esta semana recibió una llamada que trastocó todos sus planes. Le ofrecían un trabajo aquí, al lado de casa, de lo que ella había estudiado, para seis meses… No había alternativa, tocaba dejar todo lo que había hecho ahí y volver. De repente, todo había cambiado.

Igual que le ha pasado a ella nos puede pasar a cualquiera, nadie sabe cómo van a venir las cosas, ni cuándo, ni por qué… Nadie sabe si todo va a seguir así o puede cambiar de golpe, de un día a otro, de un momento a otro. A veces te cansas de esperar, de estar quieta, de que nada llegue, como le pasó a Uxue. A veces parece que la mejor opción es recoger todo y empezar de cero. Y sí, a veces lo es, a veces no queda otra.

La cuestión no está en quedarse aquí o irse ahí. La cuestión está en moverse y en no perder nunca la esperanza. Las cosas llegan, tarde o temprano. Las cosas ocurren, tarde o temprano. Hay ocasiones que da la impresión de que siempre les pasa todo a las mismas personas y a otras, en cambio, no hay forma de que les toque nada. Pero toca, ocurre y llega.

Nunca sabemos si todo va a seguir igual o si todo va a cambiar. Las cosas pueden derrumbarse por completo un día y reconstruirse totalmente al mes siguiente. Nadie sabe qué va a venir, por eso hay que vivir día a día y nunca, nunca, nunca, perder la esperanza. Creo que esta es una de las cosas que más me gustan, el no saber qué va a ocurrir, el tener tantas opciones abiertas sin saber cuál se cumplirá. De normal suelo ser bastante positiva y no sé por qué me da por pensar que, pase lo que pase, pasará lo mejor. 



domingo, 10 de enero de 2016

Lo que ha de venir

“Viento del este y niebla gris anuncian que viene lo que ha de venir. No me imagino que irá a suceder más lo que ahora pase ya pasó otra vez.”


Siempre se me ha dado bien empezar. Empezar un libro, el curso, las vacaciones. Empezar un helado, una conversación, un viaje. Comenzar un nuevo proyecto, una nueva etapa, empezar a reír. Los principios me gustan y siempre los cojo con ganas. Sea lo que sea, si viene de primeras y supone empezar de cero, suscita en mí inmensas ganas de hacer las cosas bien, de hacerlas de la mejor manera posible.

Por eso, no podía ser menos este nuevo año que acaba de llegar con 366 días en blanco por delante. No me gustan los propósitos, no sé exactamente por qué pero nunca los hago y, si los hago, pronto los olvido. Sin embargo, sí que es verdad que con la llegada del nuevo año tomo conciencia de todo aquello que quiero mejorar y me auto-convenzo de que esta vez, por fin, saldrá bien.

Realmente no sé qué me va a traer este año, pero sé que cambiarán bastantes cosas. A partir de ahora cada paso puede suponer un nuevo rumbo y creo que este año los pasos que me va a tocar dar serán gigantes. De momento voy día a día. Mañana me toca volver a la rutina y hoy me siento con energías para hacer cada pequeña cosa de la mejor manera posible.

Sí, me gusta esa frase: de la mejor manera posible. Para mí no hay mejor forma de empezar un nuevo día, una nueva semana o un nuevo año que poniendo ilusión en cada pequeño detalle y haciendo siempre todo…


de la mejor manera posible.