domingo, 12 de abril de 2015

Resiliencia

Le llaman resiliencia. Dicen que es la capacidad de una persona para sobreponerse a situaciones adversas, para adaptarse a ellas y salir reforzado. Dicen que no se nace con ella, que no es algo innato. Parece ser que la resiliencia se aprende, que las personas resilientes no lo son, se hacen. Es una capacidad psicológica, nada que venga de fuera, algo propio. La resiliencia es aquello que hace a una persona levantarse y seguir adelante tras sufrir las situaciones más hostiles que se puedan imaginar.

Nunca es fácil superar momentos difíciles. A veces cuesta levantarse cuando uno ha tropezado, cuando el golpe ha sido duro y la caída larga. A veces esperamos que venga alguien a levantarnos, que nos coja de la mano, que nos saque de ahí cuando, en realidad, el mayor salto hacia arriba es el que uno puede dar por sí mismo. En ocasiones los demás pueden tirar de nosotros pero si uno no pone de su parte, si uno no comienza a caminar solo, nunca volverá a despegar del todo.



Quizás el mayor problema sea que ni hay truco para conseguirlo, ni cuando nos ocurre estamos preparados. Vivimos en un mundo que evita el dolor. Tratamos de apartarnos de lo más real que existe, de algo con lo que tarde o temprano nos acabaremos encontrando. Vivimos ignorando el sufrimiento y, cuando llega, nos damos de bruces con él.

Sin embargo, es esperanzador pensar en la increíble fuerza que una persona puede llegar a sacar de su interior. Es maravilloso cómo una persona puede hacerse grande desde lo más pequeño. Cada uno tiene una inmensa capacidad para seguir hacia delante, para superar todo tipo de dificultades, para crecer en todo tipo de situaciones.

Esto es lo que más admirable hace a una persona. El control de sí mismo, la esperanza puesta en el futuro, la alegría verdadera, la felicidad que supera las circunstancias, su capacidad de avance. Y también es alentador saber que, pase lo que pase, acabaremos saliendo adelante. Admitir que, tarde o temprano, si uno lo busca, si lo desea y va a por ello, lo bueno acabará llegando.




El dolor existe, sí. El sufrimiento nos rodea y no debemos negarlo porque es posible que nos acabe llegando. No obstante, saldremos adelante, volveremos a levantarnos, caminaremos de nuevo. Lucharemos por salir de ahí y desarrollaremos la resiliencia, es más, saldremos reforzados y volveremos a mirar al mundo con una sonrisa. Sólo de nosotros depende, lo tenemos todo en nuestras manos.