Le llaman resiliencia. Dicen que es la capacidad
de una persona para sobreponerse a situaciones adversas, para adaptarse a ellas
y salir reforzado. Dicen que no se nace con ella, que no es algo innato. Parece
ser que la resiliencia se aprende, que las personas resilientes no lo son, se
hacen. Es una capacidad psicológica, nada que venga de fuera, algo propio. La resiliencia
es aquello que hace a una persona levantarse y seguir adelante tras sufrir las
situaciones más hostiles que se puedan imaginar.
Nunca es fácil superar momentos difíciles. A veces
cuesta levantarse cuando uno ha tropezado, cuando el golpe ha sido duro y la
caída larga. A veces esperamos que venga alguien a levantarnos, que nos coja de
la mano, que nos saque de ahí cuando, en realidad, el mayor salto hacia arriba
es el que uno puede dar por sí mismo. En ocasiones los demás pueden tirar de
nosotros pero si uno no pone de su parte, si uno no comienza a caminar solo,
nunca volverá a despegar del todo.
Sin embargo, es esperanzador pensar en la increíble
fuerza que una persona puede llegar a sacar de su interior. Es maravilloso cómo
una persona puede hacerse grande desde lo más pequeño. Cada uno tiene una
inmensa capacidad para seguir hacia delante, para superar todo tipo de
dificultades, para crecer en todo tipo de situaciones.
Esto es lo que más admirable hace a una
persona. El control de sí mismo, la esperanza puesta en el futuro, la alegría
verdadera, la felicidad que supera las circunstancias, su capacidad de avance. Y
también es alentador saber que, pase lo que pase, acabaremos saliendo adelante.
Admitir que, tarde o temprano, si uno lo busca, si lo desea y va a por ello, lo
bueno acabará llegando.
El dolor existe, sí. El sufrimiento nos rodea
y no debemos negarlo porque es posible que nos acabe llegando. No obstante,
saldremos adelante, volveremos a levantarnos, caminaremos de nuevo. Lucharemos por
salir de ahí y desarrollaremos la resiliencia, es más, saldremos reforzados y
volveremos a mirar al mundo con una sonrisa. Sólo de nosotros depende, lo
tenemos todo en nuestras manos.