Llegó el 31 de diciembre de 2013. Ante las
puertas del nuevo año que se nos presenta volvemos la mirada a éste que ya está
terminando. Repasamos días y semanas, todos los momentos vividos. Hacemos
balance. Otro año más escrito en la historia de nuestra vida. Un año que habrá
tenido momentos buenos y otros no tantos. Para algunos habrá sido un buen año,
para otros un año normal, para ciertas personas un año para olvidar. A fin de
cuentas, para todos, un año más que marca el camino que va siguiendo nuestra
vida.
Pero, no todo es mirar atrás. En este momento
no podemos evitar dirigir la mirada hacia delante, hacia este 2014 en blanco
que se nos avecina. No sabemos qué nos deparará, no sabemos qué pasará. Podemos
tener ilusiones y esperanzas, soñar cosas. También podemos hacer planes para ir
llenándolo. Al final, en nuestras manos está lo que hagamos de este nuevo año.
De nada sirve escribir largas listas de
propósitos a cumplir si dentro de dos semanas ya hemos olvidado todo. Bien
conocida es esa sensación de empezar algo nuevo con grandes ilusiones pero ir
perdiéndolas conforme va pasando el tiempo. No debemos olvidar que un año nuevo
no es solo eso, otro año, un año nuevo son 365 días. 365 oportunidades de
cambio y mejora, 365 oportunidades de que lo que esperamos hoy se haya logrado
el 31 de diciembre de 2014.
Sin embargo, quizás nada de esto que
esperamos se haya cumplido. Quizás la vida tome unas direcciones hoy
inimaginables. ¿Quién sabe?. No tenemos el poder de ver el futuro, pero si se
pudiera elegir tenerlo, yo no lo escogería por nada del mundo. Y es que, esto
es lo más maravilloso del nuevo año, ser capaces de mirar hacia delante con
esperanzas e ilusiones y dejarse sorprender por todo lo que va llegando. ¡FELIZ AÑO NUEVO!