Todo estaba planeado, desde siempre lo he
tenido claro: colegio, instituto y después a la universidad. Llegó la universidad
y ha pasado. Cuatro años después ha llegado junio y todo se acaba. Se acaba la
carrera, se va la seguridad, se terminan los planes.
Supongo que ha llegado el momento de coger
las riendas y decidirme. Porque está claro, sea lo que sea, no pienso quedarme
sin hacer nada. Vamos, estoy más que dispuesta a seguir avanzando, luchar por
lo que quiero, aprender cada día y disfrutar de todos los momentos.
En realidad, no voy a mentir, no me agobia el
futuro. Para nada. De hecho, creo que es todo lo contrario; me emociona. Me emociona
porque tengo ganas de seguir hacia delante, de ser feliz paso a paso, de
construir mi propio camino. Me da la impresión de que ahora tengo un poco más
el futuro en mis manos y eso me gusta.
Me gusta pensar que todo lo que quiero está por
conseguir y que ha llegado el momento de hacerlo. Ahora sí que sí, sólo depende
de mí. Estoy preparada para terminar y comenzar de nuevo. Estoy, de hecho, más
que preparada para seguir construyendo mi futuro. Ya lo decía Woody Allen:
“Me interesa el
futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”