jueves, 28 de mayo de 2015

Hacia delante

Todo estaba planeado, desde siempre lo he tenido claro: colegio, instituto y después a la universidad. Llegó la universidad y ha pasado. Cuatro años después ha llegado junio y todo se acaba. Se acaba la carrera, se va la seguridad, se terminan los planes.

Cada vez que me encuentro con alguien me pregunta qué voy a hacer ahora. Cada vez que me hacen esa pregunta respondo lo mismo, que no tengo ni idea. En realidad, ideas tengo muchas e ilusiones más, pero no estoy segura de lo que quiero. No sé si quiero trabajar o seguir estudiando. Irme o quedarme.

Supongo que ha llegado el momento de coger las riendas y decidirme. Porque está claro, sea lo que sea, no pienso quedarme sin hacer nada. Vamos, estoy más que dispuesta a seguir avanzando, luchar por lo que quiero, aprender cada día y disfrutar de todos los momentos.




En realidad, no voy a mentir, no me agobia el futuro. Para nada. De hecho, creo que es todo lo contrario; me emociona. Me emociona porque tengo ganas de seguir hacia delante, de ser feliz paso a paso, de construir mi propio camino. Me da la impresión de que ahora tengo un poco más el futuro en mis manos y eso me gusta.

Me gusta pensar que todo lo que quiero está por conseguir y que ha llegado el momento de hacerlo. Ahora sí que sí, sólo depende de mí. Estoy preparada para terminar y comenzar de nuevo. Estoy, de hecho, más que preparada para seguir construyendo mi futuro. Ya lo decía Woody Allen:



“Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”