miércoles, 23 de septiembre de 2015

Hábitos

Soy una persona de hábitos. Pruebo, busco y encuentro esa manera, para mí perfecta, de hacer las cosas y así las hago. Me encanta crearme rutinas y me gusta hacer las cosas así, a mi manera.

Vía Pinterest

Últimamente he cogido el hábito de volver a meterme a la cama después de desayunar. Diez minutos, no más. Diez minutos en los que me siento sobre mi almohada y reviso todo lo que hay que revisar antes de comenzar el día: Instagram, el correo, los blogs que sigo, las noticias en twitter… Desayunada y tras mis diez minutos en la cama poniéndome al día, vuelvo a ser persona.

Para cenar en casa siempre me pongo el pijama. En cuanto cruzo la puerta de entrada, me quito los zapatos. Los domingos a mediodía a visitar a mis abuelos, por la noche toca peli. La ducha, mejor por la mañana, sino cuesta despertarse.

Si quiero dormir necesito bajar la persiana, del todo, y la puerta bien cerrada. En el coche la radio siempre puesta, de hecho siempre está en el mismo canal.

Pero entonces llega alguien y te remodela el día a día, de abajo a arriba. Te cambia tus rutinas y te mete en las suyas. Los hábitos desaparecen, pero ya no importa tanto… 


Vía Pinterest

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Ayer me di cuenta




Ayer me di cuenta de que muchas veces las personas nos ven mucho mejor de lo que nosotros mismos somos capaces de vernos. A veces los que nos rodean esperan de nosotros más de lo que pensamos y confían mucho más de lo que nos imaginamos.

En realidad, creo que no sabemos muy bien la imagen que otros se han formado de nosotros. Las personas somos mucho más de lo que mostramos, por eso ésta no siempre se termina de ajustar a la realidad.

Puede ser que los demás vean personas valientes, cuando en el fondo nos morimos de miedo. Puede ser que vean iniciativa, cuando nos hemos pasado días pensando si dar ese paso. Que vean seguridad, cuando estamos desmoronados por dentro, o tranquilidad, cuando somos un manojo de nervios.

Pero en realidad, los demás nos conocen más de lo que pensamos, porque la valentía no quiere decir no tener miedo, sino seguir adelante a pesar de éste. La iniciativa no depende de las dudas que hayamos tenido, sino de la decisión de dar un nuevo paso. A veces otros esperan más porque saben que somos capaces. En ocasiones los muros más grandes, los que impiden avanzar, son los que uno mismo se construye.

Ayer me di cuenta de que sí, es verdad que muchas veces las personas de nuestro alrededor nos ven felices, valientes y seguros, cuando la realidad es muy diferente. Pero, en el fondo, valemos mucho más de lo que pensamos, solo nos falta creérnoslo. 



Pd. ¡Vuelvo a hacer acopio de mis fotos! 

viernes, 11 de septiembre de 2015

La clave

“Success is not the key to happiness. Happiness is the key to success.
If you love what you are doing, you will be successful.”



Sencillo, simple y así de fácil. La cuestión no está en tener éxito, eso no conlleva a ningún lado, la cuestión está en hacer lo que a uno le gusta.

Mi amiga Miriam ha tenido una idea, una idea genial. Ha descubierto lo que le gusta y ha invertido su tiempo y dinero este verano para sacarlo adelante. Hoy me decía “me da un poco de miedo y espero que sea rentable porque he invertido mucho” y después añadía “pero estoy súper emocionada y tengo ganas de contárselo a todo el mundo”. Sacar ideas hacia delante nunca es fácil. Atreverse, invertir y trabajar mucho siempre tiene su riesgo, pero es un primer paso. Miriam lo ha dado y eso ya es admirable.

Creo que cada uno deberíamos dedicar un tiempo a pensar qué es lo que más nos gusta, eso que nos apasiona y además se nos da bien. Todos tenemos distintos intereses, diferentes capacidades, si cada uno se esfuerza por destacar en su pasión se puede llegar muy lejos.



Estoy segurísima de que todos podemos destacar en algo, pero a veces no terminamos de decidirnos por ello. El primer paso es sencillo, conocerse a sí mismo y aceptarse. Si lo que me gusta es la música, si es lo que realmente se me da bien, me dedicaré en cuerpo y alma a ello, trabajaré, me esforzaré y lo lograré. Lo mismo si me gusta la pintura, la arquitectura o la biología.

Utilizar los puntos fuertes, trabajarlos y disfrutar de ello es la clave para alcanzar la felicidad. La felicidad del día a día, la felicidad de estar satisfecho con lo que se está haciendo y con lo que se va consiguiendo. Y tras la felicidad… entonces ya vendrá el éxito, el éxito de haber seguido el propio camino. ¡Mucha suerte Miriam!



Pd. Y si no encontráis suficiente motivación para seguir hacia delante quizás esto os ayude.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Comienzos

Se acabó el verano y hemos de aceptarlo. Hay que dejar de pensar en las tardes tranquilas, las mañanas durmiendo, las noches al aire libre… y cuesta, cuesta mucho. Pero, ¿para qué vamos a darle más vueltas? Si total, es lo que hay. Dicen que la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere, sino en querer lo que uno hace. Pues eso, queramos lo que hacemos, nuestro día a día, nuestra vida. Enamorémonos de todo ello.


Vía pinterest

Para mí septiembre es el mes de los comienzos y siempre me ha gustado, siempre lo he cogido con ganas. Yo siempre he hecho mi lista de buenos propósitos ahora y no en enero. A este mes lo considero, en cierta manera, el comienzo del año nuevo y, por eso, toca plantearse nuevos objetivos.

- Leer mucho. Mi relación con los libros es un poco montaña rusa. En julio me leí ocho, ni más ni menos, en agosto no me he leído ninguno. Me encanta leer, pero paso por temporadas. O me los devoro y dedico mis horas a pasar una página tras otra, o me da pereza coger alguno. Este año espero que se parezca más a lo primero que a lo segundo, aunque de momento septiembre empieza pareciéndose más a agosto que a julio…


Vía pinterest

- Ser organizada. Esto ya no es un deseo, esto es necesidad. Todos los años llega el final del verano y me apunto a millones de cosas para hacer durante el curso. Luego ya llega el momento, no tengo tiempo para nada y me arrepiento una y mil veces de ese “yo” del verano que se aburría tanto que pensó que no parar en todo el año era lo mejor que podía pasarle.

Este año estoy dispuesta a organizarme bien cada momento, a no agobiarme y a entender que cada uno llega a lo que puede, que hay unas cosas más importantes que otras y que mientras los días sigan teniendo 24 horas, una no puede hacer imposibles.

- Ver a mis amigas con asiduidad. Que luego llega el invierno, llevamos toda la semana sin parar, hace frío y el juntarnos empieza a dar un poco más de pereza. El whatsapp sirve para mantener contacto, pero el cara a cara es mucho mejor y no debemos olvidarlo.

- ¡Positividad! Esta es primordial, que luego el invierno se hace largo (sobre todo en el norte…), el curso comienza a pesar, y estas ganas del inicio desaparecen por completo. No quiero perder de vista esos pensamientos positivos que ayudan a levantarse cada mañana de la cama con ganas, a hacer miles de cosas, a compartir cada día algunos ratos con la gente que está a mi lado…

Vía pinterest

El verano se termina y el curso puede hacerse largo pero, a fin de cuentas, en nuestro día a día es donde determinamos quiénes somos y a dónde vamos, donde nos pasan las grandes cosas. Llegó el momento de aprovechar cada día y seguir caminando hacia donde de verdad queremos. ¡Mucho ánimo a todos!

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Pequeños caprichos

Mi abuela siempre tiene flores en casa y me encanta. Es una tontería, no cuesta nada poner un jarrón en una esquina, pero es un bonito detalle.

Uno de los ramos de flores de mi abuela

Me encantan las flores, pero nunca tengo en casa. Y es que por mucho que lo repito, una y otra vez, a nadie se la ha ocurrido todavía regalarme. Este verano he aprovechado algún día que me pillaba cerca del campo para coger flores bonitas y hacer un ramo, pero la realidad a veces no se parece mucho a lo que imaginamos, y al final he acabado con cuatro flores llenas de mosquitos.

Comprar pequeños ramos en alguna floristería todavía no entra dentro de mis posibilidades. Estar con la carrera recién acabada no da para mucho… Pero creo que de aquí a unos años comprar flores será uno de mis caprichos. Supongo que tendré que recordármelo, porque las flores hay que regarlas, necesitan sol, conllevan trabajo…

En realidad sé que no aportan demasiado. Sólo pequeños detalles, un poco de color, un rincón bonito… Pero dicen que los pequeños detalles son los que marcan la diferencia y a mí una casa con flores siempre me transmite buenas sensaciones.


Vía pinterest

Y para vosotros, ¿cuáles son vuestros pequeños caprichos?