Hora de estudiar

Ya vuelvo por aquí. Tras un mes desaparecida he decidido que ya va siendo hora de volver a dar señales de vida. Ahora estoy como casi todos, supongo, con exámenes y trabajos por todos lados. Muchas horas de clase y muchas horas de biblioteca. Quedamos en grupos para hacer trabajos y aprovechamos la mitad del tiempo mientras que la otra mitad se nos va entre risas y conversaciones. Mi mesa de estudio está a rebosar de papeles y libros que se desplazan de la mesa a la cama y de la cama a la mesa. 

Pero no os creáis que todo es estudiar, no puedo ni imaginarme la cantidad de tiempo que pierdo cada vez que me siento en la mesa. Me voy a la cocina, abro el frigorífico, como algo, cojo el móvil, hablo con alguien, enciendo el ordenador, toco el violín, miro por la ventana, vuelvo a coger el móvil y finalmente me centro en el libro. Me pregunto cuánto me cundiría la tarde si estuviera a lo que hay que estar en vez de a todo lo que me rodea.

Y, ya lo he vuelto a hacer, mientras debería estudiar he vuelto a abrir el blog y me he puesto a escribir esta entrada. Sigo perdiendo el tiempo. Me parece que ya va siendo hora de volver al estudio...

Noviembre

Ya estamos en Noviembre. Adentrados ya totalmente en el nuevo curso que hace dos meses comenzábamos, nos preparamos para cortos días y largas noches de frío. Noviembre vuelve a llegar, como todos los años, con las primeras heladas de la temporada. Llega la hora de rescatar los gordos abrigos, bufandas, gorros y guantes (si todavía  no lo hemos hecho). El otoño lleva ya un mes instalado en nuestro día a día y las hojas amontonan los caminos en los que, hace tan solo un par de meses, nos cobijábamos buscando un poco de sombra que nos resguardara del sol abrasador. El olor a castañas vuelve a inundar las calles de nuestras ciudades y ya hemos cambiado los largos paseos, disfrutando de un helado, por las tardes de chocolate caliente en una cafetería. Atrás han quedado las calurosas noches de verano, las cenas en la calle, los paseos intentando ver alguna estrella fugaz. Ahora vienen las noches de manta y sofá, calentitos en el salón de casa. La nariz se nos pone roja, los dedos pierden la sensibilidad, los pies se nos congelan y las orejas se vuelven coloradas. Noviembre vuelve como todos los años, con sus días de frío y como bien dice mi abuela, "Noviembre, bendito mes, que empieza con Todos los Santos y acaba con San Andrés". Feliz mes.

Una película y al sófa

Ayer estuve viendo "La decisión de Anne", una gran película. Terminó bastante tarde y  hoy me tocaba madrugar pero aún así, cuando me metí a la cama, no podía dejar de pensar. Le daba vueltas a la cabeza y todo el rato me venía lo mismo a la mente, "tengo mucha suerte, todo me va bien, pero lo que hoy es así, para mañana puede cambiar". Nada es seguro en esta vida. Lo que hoy nos va bien mañana, de repente, puede torcerse. Los días aparecen en blanco, sin nada escrito en ellos y poco a poco se van completando. No sabemos lo que nos espera dentro de una hora, ni siquiera dentro de unos minutos. Las cosas nos pueden ir bien ahora, pero quién sabe si nos seguirán yendo bien mañana. Claro, aquí también hay otra cuestión para darle vueltas, cuando hablamos de que las cosas nos van bien, ¿qué quiere decir bien?. Otro aspecto para pensar. Podemos 
centrarnos en aquellas personas a las que les van mejor las cosas, en los aspectos de nuestra vida que no nos gustan, que deberían mejorar, o podemos contentarnos con lo que tenemos, pensar que las cosas podrían irnos mucho mejor, pero que también podrían irnos peor, disfrutar de nuestro día a día. Porque la vida no se debería contar en años, sino en días. Cada vez que sale el sol se nos regala una nueva oportunidad. La vida se nos va dando en pequeñas porciones de 24 horas y debemos aprovecharlas, porque nunca se sabe cuantas porciones nos corresponden a cada uno. Y en esto estaba cuando me quedé dormida. Me parece una buena lección para una noche de sofá y peli...

Educación

Últimamente no saco nada de tiempo para ponerme a escribir. De vez en cuando me vienen ideas, pero no puedo trabajarlas y a los dos días, tal como vinieron, se van. El otro día estuve pensando escribir una entrada sobre educación, que con todo lo que está pasando hay mucho de lo que hablar, y entonces, descubrí este vídeo. Dice grandes cosas y las explica muy bien, así que pensé ¿Para qué me voy a poner a hablarles de educación estando todo aquí tan bien expuesto?. Espero que os guste.

Adicciones innecesarias

Hoy he quedado con mis amigas, tenía bastantes ganas de verlas y hablar con ellas. Cuando he llegado me las he encontrado sentadas en un banco, cada una con su móvil. La verdad, esto no me ha extrañado mucho (empiezo a acostumbrarme), pero si me ha sorprendido el hecho de que estuvieran hablando en el mismo grupo de whatsapp, ¡entre ellas!. Últimamente esto se ve con bastante frecuencia. Las personas no se separan de su teléfono para nada; se lo llevan a la mesa, al baño, a clase… Entiendo que estando solo y aburrido, el móvil es un gran recurso. Puedes hablar continuamente con cualquiera, te permite mantener el contacto con amigos lejanos, estar al tanto de todo lo que les ocurre a las personas que te rodean y tantas otras cosas. Pero, el problema llega cuando el teléfono sustituye las conversaciones en persona, cuando estás con alguien y en vez de hacerte caso tiene los ojos fijos en una pantalla. Estoy convencida de que existe un problema muy grande de adicción al móvil y lo pienso cada vez que quedo con mis amigas y en vez de hablarse en persona se hablan por mensajes, cada vez que estoy en la universidad y veo como mis compañeros en vez de atender al profesor se pasan la clase con el teléfono debajo de la mesa, cada vez que cuando alguien tiene algo importante que decirme me lo dice por whatsapp. Es una pena que un aparato así esté sustituyendo las conversaciones personales y que no sepamos vivir tranquilos sin estar pendientes de si alguien nos ha llamada o mandado un mensaje. Las cosas en su justa medida están muy bien, pero se empieza a crear un problema cuando las usamos más de lo necesario.

Historias de una vida

Hoy he estado comiendo en casa de mis abuelos. Me gusta mucho reservar un día de la semana para compartirlo con ellos. Hemos estado hablando de varias cosas, que si la universidad, el comienzo del curso… y como muchas veces pasa, la conversación ha desembocado en historias del pasado. Ahora que me paro a pensar en ellas me doy cuenta de la lección que me han ido enseñando a lo largo del tiempo. Conforme vamos hablando puedo comprender la suerte que tengo de tener en el plato toda la comida que quiera, mientras que mi abuela comparte conmigo sus recuerdos de los diez hermanos alrededor de un pequeño puchero. Observo también que mi abuelo no se podía permitir algo tan sencillo como una pieza de fruta y con suerte andaba algunos kilómetros para ir al huerto y llenar un cesto con melocotones. Así, me han ido transmitiendo lo afortunada que soy y he visto lo mucho que han cambiado las cosas desde que ellos eran niños. Mis abuelos no tienen muchos estudios pero con su experiencia me han ido enseñando enormes lecciones de vida. Me pregunto qué pasará cuando nos toque a nosotros. Qué tendremos para enseñar a nuestros nietos. Cuáles serán nuestras historias de vida para compartir alrededor de la mesa. No lo sé, la verdad, pero tampoco hay prisa por descubrirlo, el tiempo lo dirá todo.

¿Para siempre?

Decimos que queremos tener amigos para siempre y a la primera de cambio les damos la espalda. Que queremos que nos escuchen cuando tenemos problemas y somos incapaces de escuchar los problemas de otros. Que queremos que nos entiendan cuando estamos mal y ni nos fijamos en el estado de ánimo de los que nos rodean. Y luego nos quejamos. Nos quejamos de que perdemos a nuestros amigos de toda la vida, de que en seguida nos dejan tirados y de que ya no sabemos ni en quien confiar. Lo que no sabemos es que aquí cada uno recibe lo que siembra, que el primer paso para ser querido es querer y que mientras sigamos actuando igual las cosas no van a cambiar. Así que, por favor, dejemos atrás egoísmos y empecemos a tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros, seguro que así todo empieza a mejorar.

Vuelta al cole

Las tardes se van acortando cada vez más y las noches haciéndose más largas. Llega el momento de salir con la chaqueta bajo el brazo porque el sol ya no calienta tanto. Las tiendas llenan sus escaparates de abrigos y chaquetones y las librerías se llenan de material escolar para el nuevo curso. Parecía tan lejano pero al fin llega. El final del verano se acerca y con él la llegada de septiembre parece inminente. Ese mes que tan poco nos gusta, nos espera a la vuelta de la esquina y, la tristeza por este verano que ya se nos escapa, junto con la pereza de empezar un nuevo curso se mezclan para acompañarnos esta última semana de sol y piscina. Estos meses de vacaciones tocan su fin y yo, desde aquí, podría deciros que el nuevo curso nos deparará nuevas e inesperadas cosas, que la rutina no siempre es mala y que de lo cotidiano pueden salir cosas extraordinarias. Pero, no vamos a engañarnos, a todos nos gustan los largos días de verano, las tardes de piscina y el calor del sol. Ahora, septiembre nos espera y, aceptémoslo, la “vuelta al cole” no sería lo mismo sin estos días de nostalgia, sin intentar aprovechar al máximo las últimas horas de verano y sin lamentarnos continuamente por lo que nos toca. Por eso, aprovechad estos días y quejaros todo lo que queráis, porque la semana que viene no nos quedará otra que apechugar con lo que nos toca pero, por ahora, podemos disfrutar. Buen fin del verano.

Bienvenidos

Bienvenidos a mi blog. Un pequeño rincón en el que iré compartiendo con todos vosotros mis vivencias, historias, curiosidades y todo aquello que se me pueda ocurrir. Espero que podáis abandonar unos minutos de vuestro día y sumergiros por un instante en el mío. Juntos podremos construir un lugar en el que compartir intereses, opiniones, pequeños relatos... Toda una aventura que vivir por delante y espero no hacerlo sola. Miremos al futuro con una sonrisa porque nadie sabe qué nos deparará. Una de tantas