De vez en cuando me gusta recordarme que
tengo suerte, muchísima. Viene bien apreciar lo que tenemos y a mí me gusta caer
en la cuenta de que, en mi caso, es mucho. Nacer en este período de la historia
y no en la edad media o, quién sabe, en la prehistoria ya de por sí está muy
bien y, encima, hacerlo en esta parte del mundo es todo un regalo. Que si, que
estamos en crisis y las cosas no están bien, pero para mí desde luego podrían
ir muchísimo peor.
Sin duda, las preocupaciones, tristezas, disgustos
o problemas nunca faltan, pero son relativos. Vamos, que igual más que problemas
podría decir problemillas, pequeñas cosas que siempre tienen solución. La verdad es que a grandes rasgos las cosas siempre me han ido muy bien y me he acostumbrado
a que así sea. Que no hay nada malo (malillo) que me pase que con la ayuda de
mis padres o mis amigas no se pueda solucionar. Y he aquí la cuestión, la que
llevo preguntándome ya un tiempo, ¿si en algún momento las cosas se tuercen, si
pasa u ocurre algo fuerte, algo grande, estaré preparada para enfrentarme a
ello?
La cosa es que son incontables las veces que
leo que somos la generación más preparada de toda la historia pero, ¿preparada
para qué? Quizás tengamos muchos conocimientos, quizás sepamos mucha historia,
física, geografía o matemáticas. Puede que hayamos ido a la universidad y nos
hayamos sacado una carrera. Que sí, que está muy bien. Pero ¿cuando se trata de
salir al mundo?, ¿qué pasa cuando con 22 años terminamos la carrera y después
de 19 años estudiando nos toca enfrentarnos a la realidad?, ¿estamos preparados
para eso?
Para qué voy a mentir, yo personalmente no. La
mayoría crecemos protegidos por nuestros padres, guiados por ellos, rodeados de
amigos y dirigidos por los profesores. Sin embargo, llega un momento en el que
esto termina, en el que somos nosotros y nadie más. Supongo que es al terminar
la carrera cuando esto finalmente acaba. Aquí es cuando uno debe hacerse el
único dueño de todo lo que hace. Llega el momento de empezar a sacarse cada uno
sus castañas del fuego.
La verdad, yo no tengo ni idea de qué voy a
hacer cuando acabe la carrera. No sé ni qué hacer ni a dónde ir, pero no es
culpa mía. No es culpa mía porque he crecido rodeada de gente que me ha dicho
que después del colegio tengo que ir al instituto y después del instituto a la
universidad pero nadie se ha molestado en decirme qué tengo que hacer cuando
ésta acabe. Habrá personas que darán por hecho que después viene la vida
laboral pero ¿qué pasa cuando no hay vida laboral?, ¿Cuando ya casi nadie
contrata y los pocos que lo hacen no piensan coger a unas personas que justo se
acaban de sacar la carrera? Entonces es cuando yo ya me pierdo.
Realmente estamos muy preparados, muchísimo. Preparados
para un trabajo que no hay, que solo habrá para unos pocos. Estamos preparados
para solucionar ecuaciones, preparados para localizar Dinamarca en el mapa,
preparados para analizar oraciones sintácticamente, para eso estamos
preparadísimos pero, para la vida, ¿cómo estamos?
Totalmente de acuerdo. Nos hace falta llevar la realidad a las aulas, preparar para la vida, la toma de decisiones... Tener autoconfianza y demostrar lo que valemos por nosotros mismos al mundo entero.
ResponderEliminarjo... pero no pongas eso... que desmotivacion.... jajjaj que voy a hacer yo el año que viene??? buf que agobio... la verdad es que sí que tienes razón, que hasta aquí el camino ha sido muy fácil pero ahora toca elegir, arriesgar y seguir otro camino, esperemos que sea acertadoo dios mio que agobio, se admiten sugerencias. jajaj
ResponderEliminar¡Pero no te agobies hija! Algo harás, que a mi me cueste es normal pero con lo que eres tú te lo solucionas en nada..
EliminarEstoy totalmente de acuerdo. Esta cuestión me la he planteado muchas veces: ¿cuándo se nos prepara para la vida? Como dices, en Primaria te preparan para Secundaria y Bachillerato; en Bachillerato, para la Selectividad (y se supone que para la Universidad o la FP); en la Universidad para el trabajo... ¿Cuándo nos enseñan a vivir? Es verdad que hemos de ser nosotros los protagonistas de nuestras vidas, que tenemos que tomar decisiones y aceptar ese riesgo que siempre acompaña al vivir; pero... ¿la familia y la sociedad no nos pueden ayudar?
ResponderEliminarBuena reflexión!