domingo, 27 de mayo de 2018

Domingo

Hace mucho que no escribo. Aunque bien pensado, esa frase no es del todo verdad. Sigo escribiendo y mucho, pero hace bastante que no publico. No sé muy bien en qué momento dejó de gustarme lo que escribo o dejé de escribir lo que me gusta. Pero cuando pasa eso hay dos opciones. Dejar de hacerlo o empezar a hacerlo de otra manera.

Cambiar.


Cambiar que no siempre es malo. A veces oigo un “has cambiado”. Venga ya, claro que he cambiado. Me ha crecido el pelo y me ha subido (aún más) la miopía. He cambiado de trabajo, he cambiado de ciudad. Se me han roto unas zapatillas, las he tirado y me he comprado otras. He cambiado de coche, porque el otro me dejó tirada demasiadas veces. Y ahora cambio mi forma de escribir. A mejor o a peor. Pero cambio, porque sino no avanzo. Y paso de quedarme estancada.

Es domingo y aún me quedan cinco horas de viaje en coche. Decir adiós en casa y bajar a donde toca estar ahora o, por lo menos, este año.

El jueves pasado me llamó la casera, que dice que tiene el piso en venta y que hay unos señores que quieren verlo. Casi se me cae el mundo a los pies. Dios mío, que tienen que ver el piso. Y yo tengo sábanas colgadas por las escaleras para ver si se secan. Los baños he de aceptar que me da mucha pereza limpiarlos y ya debería ponerme a hacerlo. La ropa sucia de ayer en el suelo y realmente ¿cuánto hace que no quito el polvo?

Pero esos señores quieren ver el piso, mi casera quiere venderlo y la de la inmobiliaria pregunta que cuando me viene mejor enseñarlo. Pues nunca. Pero ya si eso la semana que viene. Que para que esto parezca más una casa hace falta más de una tarde.

Y yo que siempre me he considerado una maniática del orden y la limpieza… Já. Hasta que la que tiene que poner orden eres tú y la que tiene que limpiar todo eres tú. Fíjate que ya mis manías han empezado a desaparecer y yo soy más flexible.

Así que nada, es domingo y me planteo la semana. Lo primero limpiar y ordenar la casa, para que los señores puedan verla. Lo segundo hacer la compra, que el viernes el frigorífico estaba vacío y no me apetece tirar otra semana más de lo que encuentre por los armarios.

Creo que voy a cambiar el orden, de hecho, primero llenar el estómago y luego ordenar la casa.
Entre compras y limpiezas me asomaré a escribir. Escribir de esta manera es más fácil, menos profundo y más directo.

¿Veis cómo cambiar a veces ayuda?

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