lunes, 24 de febrero de 2014

Miradas



"En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira
todo es según el color
del cristal con que se mira"

Ramón de Campoamor




Quizás Ramón de Campoamor en este caso fue un poco hasta el extremo. No digo yo que no haya ni verdades ni mentiras, no comparto la primera parte del poema, pero sí que coincido con la segunda. Si que estoy de acuerdo con eso de “todo es según el color del cristal con que se mira”.

En efecto, dependiendo de cómo miremos las cosas podemos verlas muy diferentes y, ¡hay que ver cómo éstas pueden llegar a cambiar! Puede pasar como ocurre en la historia de Dumbo. Su madre veía sus orejas como un incordio, un motivo de vergüenza. Sin embargo, el ratón Timoteo consigue ver en esas grandes orejotas dos magníficas alas. También puede ocurrir algo así como le pasa al patito feo. El pobre es diana de risas a todas horas por ser diferente y, al final, acaba resultando que el problema no es que sea un pato distinto, la cuestión es que, simplemente, es un cisne. Algo de este estilo también le pasa al Principito. Él dibujaba una boa digiriendo un elefante y quería que su dibujo diera miedo a las personas mayores, pero éstas sólo veían un sombrero.




Así, lo mismo nos puede ocurrir a nosotros. A veces las cosas no son o blancas o negras. Muchas veces no son lo que son y ya está. En muchas ocasiones las cosas son lo que nosotros queremos que sean, lo que nosotros vemos en ellas. La cuestión está en que las personas no somos responsables de todo lo que nos ocurre, pero si somos responsables de qué hacemos con eso que nos ocurre. A veces las cosas pueden estar más allá de nosotros mismos pero, cuando llegan, en nuestra mano está el recibimiento que les queramos dar.

Había un anuncio de Estrella Damm, de esos que saca cada verano, que decía “todo depende del cómo y el cómo solo depende de ti”. Creo que a veces nos cuesta darnos cuenta de que nosotros somos dueños de qué hacemos con aquello que tenemos. Las cosas nos van viniendo pero el camino no está marcado. Nuestra vida puede ser algo así como un juego de construcción. Las piezas vienen dadas pero cada uno puede construir con ellas lo que prefiera, quizás un castillo, un palacio, una cabaña o un gran barco.




Y, es que, en el fondo, cada mirada determina cómo son las cosas y, para cada una, las mismas cosas pueden ser diferentes. Cada persona es responsable de su propia mirada, cada uno elige cómo quiere ver el mundo que le rodea, cómo quiere recibir las cosas que le van viniendo. A veces sólo tenemos que hacer un esfuerzo y observar lo que nos ocurre desde otra perspectiva, cambiar nuestro punto de mira.

Pero, no os creáis que esto es un intento de optimismo desesperado. No se trata de ver siempre el vaso medio lleno. Se trata más bien de inspeccionar el vaso, de mirarlo a veces medio lleno, a veces medio vacío, de medio lado o boca abajo. Se trata también de mirar a través de él. Mirarlo desde todos los puntos posibles, llegar más allá de lo que se llega a simple vista. Tomar el vaso y hacer con él cosas grandes.

1 comentario:

  1. hay veces que tenemos todas las piezas encima de la mesa pero no sabemos que hacer con ellas... no sabemos nisiquiera como mirarlas

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