
Pero no os creáis que todo es estudiar, no puedo ni imaginarme la cantidad de tiempo que pierdo cada vez que me siento en la mesa. Me voy a la cocina, abro el frigorífico, como algo, cojo el móvil, hablo con alguien, enciendo el ordenador, toco el violín, miro por la ventana, vuelvo a coger el móvil y finalmente me centro en el libro. Me pregunto cuánto me cundiría la tarde si estuviera a lo que hay que estar en vez de a todo lo que me rodea.
Y, ya lo he vuelto a hacer, mientras debería estudiar he vuelto a abrir el blog y me he puesto a escribir esta entrada. Sigo perdiendo el tiempo. Me parece que ya va siendo hora de volver al estudio...